Cuando en 1992 en el colegio comenzaron a enseñarme Taquigrafía, yo me preguntaba ¿por qué no grabar en un casete y después reproducirlo?. En esa época no era tan popular ni accesible (en Colombia) la tecnología actual. Hoy, en cambio, resulta muy sencillo grabar y reproducir, ya no en casete sino en "la nube". Pero aprendí Taquigrafía y me gustó, podía escribir más rápido y sin la preocupación de la Caligrafía, pues siempre he tenido eso que llaman popularmente "letra de médico". Hoy me atrevo a asegurar que es uno de esos artes olvidados, por eso me impresionó mucho ver un libro en una pequeña librería de la Carrera Séptima de Bogotá, de esas que venden libros usados y reliquias en las que pocos invertirían su dinero.
Me cuento entre esos pocos, pues compré el libro, arriba aparecen escaneadas la portada y contraportada. Recordé entonces los ejercicios de la profesora Elsa Zapata: sopa - sapo - cosa - saco... Las evaluaciones solían ser un dictado y la revisión de la libreta que vendían especialmente para este tipo de escritura. Recuerdo que llegamos a escribir textos medianamente complejos, como este que muestro a continuación, junto con el abecedario taquigráfico:
Un amigo publicó recientemente una referencia a un artículo del periódico El Tiempo, una nota de archivo sobre política en el año 1949, donde se referencia a los taquígrafos del Congreso de nuestra República Colombiana (aunque el archivo tiene mal el acento de la palabra). Hice una pequeña búsqueda y encontré un artículo en la Biblioteca Digital de la Universidad Nacional que también referencia a los taquígrafos, quienes eran expertos en este olvidado arte, desplazado y casi olvidado por las innovaciones tecnológicas, pero que siempre será muy interesante.
Me puse a buscar un poco más en Internet y encontré un Blog dedicado a la Taquigrafía, Mecanografía y Estenotipia. En mi caso particular tuve la oportunidad de recibir clases de Taquigrafía y Mecanorafía en el colegio. Dicen que hoy los niños y adolescentes crecen tecleando en su computador y celular, pero nunca tuvieron, y quizá no tendrán, la maravillosa oportunidad de estudiar formalmente estas artes...
Con el auge de las TIC y las Apps, que bueno sería una Apps que genere imágenes con texto en Taquigrafía para publicar en las redes sociales, de modo que sólo quienes conocen este tipo de escrituras puedan leerlo... Para que la entropía de la modernidad no acabe con la sinergia de la historia...
Me cuento entre esos pocos, pues compré el libro, arriba aparecen escaneadas la portada y contraportada. Recordé entonces los ejercicios de la profesora Elsa Zapata: sopa - sapo - cosa - saco... Las evaluaciones solían ser un dictado y la revisión de la libreta que vendían especialmente para este tipo de escritura. Recuerdo que llegamos a escribir textos medianamente complejos, como este que muestro a continuación, junto con el abecedario taquigráfico:
Un amigo publicó recientemente una referencia a un artículo del periódico El Tiempo, una nota de archivo sobre política en el año 1949, donde se referencia a los taquígrafos del Congreso de nuestra República Colombiana (aunque el archivo tiene mal el acento de la palabra). Hice una pequeña búsqueda y encontré un artículo en la Biblioteca Digital de la Universidad Nacional que también referencia a los taquígrafos, quienes eran expertos en este olvidado arte, desplazado y casi olvidado por las innovaciones tecnológicas, pero que siempre será muy interesante.
Me puse a buscar un poco más en Internet y encontré un Blog dedicado a la Taquigrafía, Mecanografía y Estenotipia. En mi caso particular tuve la oportunidad de recibir clases de Taquigrafía y Mecanorafía en el colegio. Dicen que hoy los niños y adolescentes crecen tecleando en su computador y celular, pero nunca tuvieron, y quizá no tendrán, la maravillosa oportunidad de estudiar formalmente estas artes...
Con el auge de las TIC y las Apps, que bueno sería una Apps que genere imágenes con texto en Taquigrafía para publicar en las redes sociales, de modo que sólo quienes conocen este tipo de escrituras puedan leerlo... Para que la entropía de la modernidad no acabe con la sinergia de la historia...
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