Se terminan las Misas de Aguinaldos y esperamos la Misa de Navidad, la conmemoración del nacimiento de Jesús. Esperar en Dios es confiar en que sus promesas se cumplirán según la escritura. Esperar en Dios es obrar conforme a sus mandatos.
Hay cuatro cosas que debemos evitar y combatir para mantener nuestra esperanza en Dios: Primero la desesperación, nunca debemos perder la tranquilidad, debemos siempre pedirle a Dios sabiduría para obrar correctamente ante la adversidad. Segundo la presunción, nunca debemos obrar por nuestro parecer o sentir, debemos siempre considerar la sabiduría que proviene de Dios y obrar consistentemente. Tercero la irresponsabilidad, nunca debemos transgredir la palabra de Dios. Y cuarto la desconfianza, que es base de la esperanza y que implica el salto de fe en el amor de Dios.
Hay en el mundo personas en circunstancias muy difíciles que llevan a Dios en su corazón y como Job sufren con paciencia y tienen la esperanza que Dios cambiará sus vidas. Pero también hay muchos que viven tranquilamente y olvidaron a Dios. Y hay otros que sufren y perdieron la esperanza. Todos ellos necesitan de Dios y nosotros somos su instrumento para ayudarlos. A los primeros debemos ofrecer nuestra caridad como premio por su fortaleza, su fe y su esperanza. A los segundos y terceros debemos ofrecer consejo, evangelización y oración.
La esperanza nos dice que sigamos viviendo bajo la ley de Jesucristo, que mantengamos nuestra religiosidad y nuestro correcto obrar, pues de Dios vendrá la recompensa. Dejo el poema Esperanza de Amado Nervo, que tiene muchas ideas sobre esperar en Dios.
Esperanza - Amado Nervo
¿Y por qué no ha de ser verdad el alma?
¿Qué trabajo le cuesta al Dios que hila
el tul fosfóreo de las nebulosas
y que traza las tenues pinceladas
de luz de los cometas incansables
dar al espíritu inmortalidad?
¿Es más incomprensible por ventura
renacer que nacer? ¿Es más absurdo
seguir viviendo que el haber vivido,
ser invisible y subsistir, tal como
en redor nuestro laten y subsisten
innumerables formas, que la ciencia
sorprende a cada instante
con sus ojos de lince?
Esperanza, pan nuestro cotidiano;
esperanza nodriza de los tristes;
murmúrame esas íntimas palabras
que en el silencio de la noche fingen,
en lo más escondido de mi mente,
cuchicheo de blancos serafines...
¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta?
Si lo sabes, ¿por qué no me lo dices?
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