Fuente https://en.wikipedia.org/wiki/Fliegende_Bl%C3%A4tter#/media/File:Kaninchen_und_Ente.png Ilusión óptima anónima de 1892 en Revista Alemana Fliegende Blätter |
En septiembre de 2016 escribí una nota en Facebook sobre la palabra bulo, que el Diccionario de la Real Academia de la lengua define como "noticia falsa propalada con algún fin". En aquella época la motivación fueron las mentiras que circulaban en redes sociales respecto al acuerdo de paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC. Hoy quiero releer y reescribir al respecto pues me llegó por WhatsApp una cadena titulada Futoji no Henko, que circuló por correo hace más de cinco años y que aún siguen compartiendo sin la precaución de verificar su origen y veracidad. A continuación comparto la prueba fáctica del mensaje que me llegó, sin revelar nombres de personas naturales o jurídicas.
Fuente Captura de Pantalla Grupo WhatsApp |
La cadena ha tenido tal alcance que existen sitios muy formales y confiables donde la han propagado. Y no me refiero a las agencias de noticias que están a merced del "capitalismo del click y los like" sino a entidades del gobierno y la academia, como precisamente me sucedió a mi, que me llegó de un grupo de profesores universitarios. Para la muestra dejo la evidencia (respaldada en Web Archive) de las publicaciones del Ministerio de Educación Nacional y el Observatorio de Universidades.
Muchas de las ideas que aparecen en la cadena son interesantes y espero sacar el tiempo para escribir específicamente sobre su contenido. Pero mi interés en ésta entrada es la complejidad de evitar, identificar y detener los engaños, falsedades o bulos (en inglés hoax y fake news) que se vuelven verdades por la fuerza de la repetición, por la cantidad de personas que las repiten y la frecuencia con que lo hacen (como el email spam). Además, las graves consecuencias de que las mentiras se vuelvan verdades por repetición, sobre todo en un mundo que es digital, donde la mayoría de las personas leen mucho más en sus dispositivos móviles y sus redes sociales, como se puede apreciar en la Encuesta Nacional de Lectura, de la que comparto dos gráficas.
Me interesa evitar, identificar y detener los bulos porque como profesores universitarios tenemos la responsabilidad de educar y liderar cambios en la sociedad desde el rigor de la Academia. Y es muy preocupante que en un grupo de WhatsApp de profesores se propaguen bulos. Una cosa son las cadenas de chistes, mémes y críticas, que tienen un fin educativo o recreativo y otra cosa muy diferente es aceptar y propagar ciegamente las mentiras.
En ese sentido, un artículo que conviene mantener a la mano, releer, compartir, discutir y extender es ¿Cómo desmontar un bulo? Usando ciencia para explicar ciencia. Allí hay dos ideas importantes que siempre recuerdo y reescribo: "Vivimos en un mundo en el que la información disponible rebasa con creces nuestra capacidad de procesarla de forma crítica..." y "... la gente no se comporta como un ordenador donde simplemente hay que
descargar la información correcta. Los procesos cognitivos (y
emocionales) implicados en formar creencias son mucho más complicados y
variados...".
Entonces una
solución elemental es la lectura crítica, que en nuestra época implica
la verificación rigurosa de las fuentes. Un mensaje que llega por chat,
email o redes sociales y que no tiene fuentes para su verificación
merece siempre la duda metódica propuesta desde la edad media por
Descartes, lo que se supone es la base del método científico. Hay que
profundizar un poco más en la información que nos llega, "hay que moler
un poco más" solía decir un profesor de Seminario de Investigación en la
Universidad Nacional. O bien leemos más teoría o hacemos más
experimentos, pero no podemos "tragar entero" y menos "hacer que los demás traguen entero".
Y, aunque no es fácil leer todo lo que llega, debido a la inundación permanente de información y desinformación, lo mínimo que los profesores podemos hacer es evitar y denunciar los bulos. Algo difícil y costoso, pues lógicamente resulta molesto para muchos que les critiquen sus publicaciones. Pero mi posición es seguir haciéndolo y mi invitación es a que todos lo hagamos. Para eso les comparto una guía sobre cómo refutar mitos en español y en inglés, que se cita y usa en el artículo mencionado previamente. Además les comparto un paper del mismo autor de la mencionada guía.
Pero de nada sirve disponer de información confiable para combatir los bulos. Es necesario un cambio en la actitud intelectual. Al respecto quiero compartir un paper en el que mencionan que una causa para que las mentiras (fake news, hoax, spam) se propaguen es el pensamiento perezoso, más que el sesgo y la manipulación de la información. Por ejemplo, regresando al caso específico sobre Futoji no Henko y suponiendo que creemos en todo lo que leemos sin apelar a la crítica, la búsqueda elemental sobre esa expresión en bases de datos científicas no arroja resultados, lo cual ya implica dudar. Y si se busca en blog y sitios no reconocidos, fácilmente encontrarán una entrada del año 2013 que desmiente la cadena y genera la duda.
Entonces, ese pensamiento perezoso ayuda a entender el comportamiento de las personas en chat,
email o redes sociales, que comparten todo sin leer críticamente, a veces incluso sin leer. Al respecto, hay un paper muy interesante de 2016, que puede ayudar mucho en la guerra contra los bulos. Allí y en una entrevista a uno de los autores se muestra evidencia de que "las personas son más propensas a compartir un artículo que a leerlo... el típico comportamiento moderno de consumo de información, donde las personas forman su opinión con un resumen o con el resumen del resumen, sin esforzarse en profundizar". Y si nosotros recibimos mensajes basura y ayudamos a difundirlos, estamos haciendo todo lo contrario a nuestra labor de profesores, en lugar de formar con el ejemplo y liderar la reforma de nuestra sociedad, la estamos deformando.
Para cerrar, la imagen que aparece al inicio de esta entrada es una ilusión óptica antigua, del año 1892, en una revista alemana, cuya fuente pueden verificar. Algunos puede ver un pato y otros un conejo. Algo similar pasa con los bulos, son desafíos intelectuales y debemos evitar que nos metan pato por liebre.