Organizaba de nuevo mi correo electrónico de una larga lista de lecturas que voy haciendo diariamente y después me envío para luego repetirlas, guardarlas en mi espacio en Zotero y escribir o volver a pensar ellas... Dentro de esas lecturas se encuentra una estrevista a la profesora Priyamvada Natarajan, Física de la Universidad de Yale, quien pasa sus días cazando agujeros negros en el inmenso cosmos... En la entrevista dice "...Creo en una cierta humildad cósmica. Somos uno entre muchos, no somos tan especiales..."
Nacemos, vivimos y morimos. Antes de nacer y después de morir somos energía o materia en un universo gigante que poco conocemos y que un pequeño número de científicos puros intenta conocer mejor, para que otro grupo, un poco más grande, de científicos aplicados transforme nuestro planeta, para bien o para mal. Un planeta que es solo un pedacito de ese cosmos. Y entonces pienso que posiblemente nuestro planeta es único y que si no lo cuidamos se acabará y todos seremos polvo de estrellas, restos de un maravilloso mundo de miles de años que no supimos valorar y conservar... Debemos cambiar, ese es uno de mis mantras, cambiar todo lo malo, conservar todo lo bueno, cambiar incluso ese juicio de lo malo y de lo bueno...
Pienso también en la muerte, ¿cómo no hacerlo?. Con tantas muertes forzadas que vemos a diario en nuestro país, con la muerte natural, inevitable e indeseada de nuestros seres queridos o de los seres queridos de otros seres queridos... Y siento miedo, miedo a la nada, al sinsentido, un miedo que sentí de adolescente y que olvidé por muchos años pero que ahora regresa...Y no es una falta de fe en ese más allá que llaman cielo, en ese Dios que nos enseñaron y en el que depositamos a diario lo que somos... Es simplemente el miedo a que todo termine, el miedo a qué sucederá después con los seres que amamos y dejamos al morir, qué pasará con aquello que nos propusimos y no terminamos, con ese cambio que debimos conseguir o al menos suscitar... con nosotros mismos, que morimos y regresamos a ese cosmos inmenso y desconocido...
Ante ese miedo y esa tristeza no queda más remedio que seguir adelante, seguir viviendo. Esa humildad cósmica de la que habla la entrevista se resume a la canción Honrar la Vida...
Honrar la Vida
(Eladia Blázquez )
¡No! Permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
Tanta conciencia sin saber
Adormecida
Merecer la vida no es callar y consentir,
Tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!
¡No! Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical,
Más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
Y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!
No es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
Tanta conciencia sin saber
Adormecida
Merecer la vida no es callar y consentir,
Tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!
¡No! Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical,
Más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
Y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!
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