Depender de los demás para emprender acciones es una de las cosas más difíciles de manejar en tiempos de crisis, sobre todo si la dependencia es de personas a quienes esas acciones no les convienen y no quieren asumirlas, aunque les corresponda.
Se requiere tener paciencia y ser persistente, hasta que las personas abran una ventanita, el extremo mejor o se cierren para siempre y nos dejen con el problema, el extremo peor.
Por fortuna, gracias a Dios, se abrió esa ventana y ahora debo actuar rápido, pero con amor, devolviendo bien al mal, para que nadie sufra como yo.
Hoy debo tomar carretera y viajar muchos kilómetros y muchas horas, tiempo de soledad para pensar, para buscar las palabras precisas. En realidad tiempo para orar buscando la iluminación y que las palabras precisas salgan en el momento preciso.
Mañana y el viernes, los días 4 y 5 serán días de muerte y renacimiento. Finalmente llegaron los días de convertir en hechos los sentimientos y pensamientos.
Espero que diciembre haya fortalecido mi corazón y todo mi ser para enfrentar este reto de la vida: poner punto final a una historia de muchos años que se quedó sin final feliz, aunque quedan muchos recuerdos felices.
Curiosamente un familiar murió el 1 de enero y hoy fue su entierro. En la misa sonaba el viejo estribillo "hay que morir para vivir" y quiero pensar que voy a renacer después de todo esto. Estar en el cementerio, volver a ver a personas que ya envejecieron (como yo), ver las tumbas abandonadas... Todo esto me conduce a fortalecerme para vivir al máximo y pedir a Dios vida para recuperar mi vida.
Hoy leía un artículo titulado "Cómo estamos "programados" para persistir y por qué a veces es mucho más beneficioso rendirse". Nacemos programados biológicamente para persistir en nuestros propósitos, lo cual es muy bueno en muchísimos casos, pero resulta muy malo cuando esos propósitos son equivocados.
Y me equivoqué. Dediqué muchos años de mi vida insistiendo y hoy debo rendirme, debo reiniciar mi vida. Muchos me dicen que no es tarde (yo aún lo dudo) y varios me insisten que aún puedo soñar y reconstruir mi vida. Debo intentarlo, llegó el momento decisivo.
Debo agradecer a Dios, porque me ha llenado todos éstos días de amigos, de familia, de momentos...
Está mañana por casualidad me encontré a la esposa de un tío y hablamos mientras tomábamos café y me reconfortó en un momento de la mañana que me sentía sin fuerzas y quería llorar.
Y así ha sido siempre todo este mes en y medio, Dios me manda personas reales como ángeles que me cuidan.
En este tercer dia sigo necesitando de esa sonrisa, esas palabras, esos abrazos, esa compañía que me devuelvan las fuerzas y me permitan soñar con un futuro feliz.
Pero debo ser consciente de que se me vienen días de soledad y que debo aceptarlo y debo seguir viviendo sin dejar de soñar y debo esperar sin dejar de trabajar por esos sueños y esperanzas.
Ya debo ir a buscar el bus que me llevará a dar un paso gigante en mi vida. Será un paso de 2 días, espero volver con tranquilidad y motivado con el porvenir, dejando el pasado atrás, de la mano de Dios.
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