Ayer me acosté triste y hoy esperaba levantarme mejor, pero no fue así.
Debo tomar una decisión, pediré ayuda a unos amigos y ojalá también pueda tener tu ayuda...
Confío en que este lunes termine mejor... Mientras tanto, escribo...
Vamos muriendo a diario,
despacio y a pedacitos.
De vez en cuando hay milagros
y hay alguien que nos devuelve,
nos resucita, junta esos pedazos.
Pero pasa el tiempo y nuevamente
hay erosión en nuestra montaña.
El tiempo y la erosión nos recuerdan
que hay que sembrar y regar a diario
y así lo hacemos por años:
sembrar, regar, combatir la maleza...
Pero tarde o temprano nos rendimos
y no hay fuerzas para sembrar ni regar,
si acaso, por instinto, combatimos la maleza...
Pero, también, tarde o temprano,
hasta a combatir la maleza renunciamos...
¿Qué hacer entonces, ya sin fuerzas?
Igual que la montaña erosionada
seguir ahí, derrumbándose...
Dejando que el tiempo pase...
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