Tenía muchísimos años sin asistir a misa de aguinaldos. Prometí que este año asistiría y hoy comencé, en la Parroquia Jesucristo Buen Pastor, con el sacerdote Felix Ramón Celis Gomez, Diocesis de Cúcuta. Para este año la Diocesis estableció una virtud por cada dia y hoy se inició con la Justicia. Me alegró mucho oir al sacerdote casi las mismas palabras que he pronunciado o escrito en otros contextos y que quiero dejar escritas aquí:
1) La justicia implica verdad y esa verdad implica objetividad. Cada acción tiene una razón, una explicación, siempre hay una verdad detrás de todo, pues "las cosas son como son y no como a uno le parece".
2) Por eso es muy importante la sabiduría, saber obrar conforme a la verdad, a la razón, con objetividad. Y eso aplica a todos los contextos de nuestra vida humana y terrenal y sólo Dios es quien puede darnos la sabiduría necesaria para obrar siempre con justicia.
3) No obstante, a veces no hay justicia. Y eso no es un designio de Dios sino una decisión humana. No hay justicia por dos razones: porque falta sabiduría o porque los poderosos ejercen violencia.
4) Un caso claro es la corrupción y la falta de transparencia que vemos a diario en nuestros dirigentes, líderes o gobernantes, a nivel mundial y a través de la historia.
5) Pero también en nuestra cotidianidad obramos injustamente. Porque también nos falta sabiduría o porque erramos en nuestro obrar al ejercer violencia contra nuestros semejantes (no sólo física sino también simbólica). La violencia es un vicio contrario a la justicia.
Debemos entonces trabajar juntos por conseguir synergya en la búsqueda de la sabiduría para obrar justamente. Hay un caos mundial y local y nuestro ser mismo vive a diario un caos, una entropya que nos impide ser justos o nos impide luchar por la justicia.
Dios hoy nos dice en su mensaje de Misa de Aguinaldos que no debemos temer. Pues Él nos acompaña siempre en ese difícil pero necesario camino de buscar la sabiduría para obrar con justicia y en esa misión, ese mandato, ese compromiso de luchar sin desfallecer porque brille la verdad y porque esa verdad nos llene de la sabiduría necesaria para que triunfe la justicia.
Hay una tarea pequeña pero sencilla para contribuir a la justicia: Ser generosos, entregarnos por los demás. Pero antes debemos mirarnos a nosotros mismos y develar nuestra verdad, nuestras injusticias, nuestra entropya. Trabajemos entonces juntos por esa synergya necesaria para conseguir un mundo más justo... con más synentropya...
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