El periodista Pablo Correa escribió una especie de entrevista-biografía sobre el científico especializado en el cerebro Rodolfo Llinás. Bajo el título "La pregunta difícil", expone en dieciocho (18) capítulos la vida, obra e ideas de Llinás acerca del cerebro.
Lo leí hace mucho tiempo y tenía pendiente escribir algunas de las cosas que me cautivaron, sin entrar en muchos detalles, solo para recordar a futuro y releer...
Los primeros años de Rodolfo Llinás, su abuelo, su familia, los colegios por donde pasó, la Universidad, la Bogotá antigua y todas sus anécdotas fueron determinantes en la vida de este científico. ¡Hacer preguntas! es una de las claves y, lógicamente, buscar incansablemente respuestas. Se necesita de un ecosistema, de un contexto para que no se marchite el cerebro creativo y curioso con el que nacemos. A veces nos toca crear ese ecosistema o buscarlo o imaginarlo.
De los agradecimientos se puede intuir que Patricia Llinás, su hermana, tuvo mucha influencia en el libro. Al finalizar el tercer capítulo hay una cita de Patricia Llinás que no olvidaré:
"La vida es lo que uno hace para matar el tiempo".
La anécdota de los gatos es bastante curiosa y sorprendente. Llinás lo pasaba matando gatos para estudiarlos. Y cuando acabó con todos los gatos del barrio siguió con el gato de su hermana. Cuando esta le preguntó ¿dónde está mi gato? la respuesta de Llinás fue "su cerebro está en ese frasquito".
Dos enfermedades extrañas pero muy interesantes, dos palabras nuevas: los hemineglécticos y los prosopagnósicos. Los primeros solo reconocen la mitad de lo que ven, como el caso de Federico Fellini. Los segundos reconocen pedazos de rostros pero jamás logran reconocer un rostro completo.
La relación entre el cerebro y la gravedad y la hipótesis de Llinás de que el humano depende del planeta Tierra pues su genética obliga a que las neuronas trabajen en sincronia con las ondas electromagnéticas. Aquí se explica por qué algunos enfermos mentales (y también algunos sanos) cambian su comportamiento con las estaciones lunares. Además, Llinás plantea que la conciencia no es algo exclusivo de los humanos, sino de todo aquello donde se puedan rastrear frecuencias de 40 hertz...
Llinás afirma que somos nuestro cerebro y que nuestra especie ha evolucionado durante muchos años, creando un mundo virtual de lo que captan los sentidos:
"Si aceptamos que se trata de un sistema cerrado y único, ello implica que es una forma diferente de expresar todo. En otras palabras, la actividad cerebral es una metáfora para todo lo demás. Tranquilizante o no, el hecho es que somos básicamente máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real".
El primer encuentro y posterior relación de Llinas con el Premio Nobel John Eccles. Ambos de escuelas de pensamiento diferentes. Llinás es monista y Eccles fue siempre dualista. Los segundos son más afines a lo religioso y espiritual, pues creen en la separación del cerebro y la mente. Los primeros, en cambio, consideran que la mente no es una entidad independiente sino solo la actividad cerebral, el producto del cerebro. Llinás dejó por escrito su contradicción con el premio Nobel en el libro "El Cerebro y el Mito del Yo"... Pienso que para ser gran científico se requiere estar al lado de verdaderos grandes científicos, para contradecirse y trabajar juntos...
La relación de Llinás con el artista Carlos Jacanamijoy, de quien tiene una pintura en la entrada de su casa. Y la relación con Gabriel Gracía Márquez y su pregunta sobre en qué lugar del cerebro está el amor y la respuesta de Llinás, de que todo es el cerebro y que la conciencia es mera actividad eléctrica y química.. Pienso que arte y ciencia son un dualismo importantísimo y que en todo artista hay un científico y viceversa...
Son muchas ideas interesantes y muchas las preguntas, lo cual es importantísimo, preguntas. Con todo lo que se sabe hoy sobre el cerebro, sobre nuestra genética, sobre las enfermedades mentales, sobre el envejecimiento del cerebro y con el problema actual de la pandemia por COVID19 y el virus SARS-CoV-2 (y lo poco que se sabe sobre esto), surge el debate ético sobre qué estamos haciendo como humanos por los humanos enfermos. Al final de cuentas, parece que estamos en una coyuntura crítica evolutiva y en la evolución siempre hay perdedores. ¿Qué estamos haciendo por ellos?
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