jueves, 30 de julio de 2015

Synentropya Tecnológica: Uber, las Apps para Taxi y un libro

Una analogía para el caso Uber

Supongamos que me revive la fe en el poder transformador de las TIC para construir un mundo mejor, para, por ejemplo, reducir la pobreza y reducir las desigualdades. Entonces tomo mis ahorros y me voy a uno de esos pueblos olvidados y abandonados, donde no llegan las APPs físicas (autopistas para la prosperidad), aunque si llegan las APPs virtuales (aplicaciones <applications> para dispositivos móviles). En dicho  pueblo fundo una escuela de TIC y deportes, fútbol específicamente y me dedico a enseñar a jóvenes a desarrollar APPs para ese contexto. Un joven emprendedor, un pilo, desarrolla una aplicación que permite ver en vivo y en directo un partido de fútbol, para que aquellas personas que asisten a los estadios se conviertan en multiplicadores y las personas del olvidado y abandonado pueblo puedan ver los partidos, acabando con el monopolio agresivo y grosero de los medios de comunicación. En esta hipotética situación, el error que se comete es ignorar la legislación y acuerdos empresariales en lo referente a transmisión de eventos deportivos, así como la legislación en materia de televisión, entre otras. El emprendedor puede alegar que: constituyó legalmente una empresa de tecnología, algo que el Gobierno Nacional promueve y apoya, que el mundo cambió y que las leyes deben evolucionar.

El problema simple y aparente y su solución

La anterior situación hipotética es similar a lo que sucede con Uber, pues está ignorando la reglamentación existente en materia de transporte, lo más reciente el Decreto 0348 de 2015 y la Circular 001 de la Superintendencia de Transporte. Mientras las aplicaciones como EsayTaxy y Tappsi se limitan a proveer TIC al gremio taxista, Uber trasciende ese gremio y permite que cualquiera se convierta en transportador, sin cumplir la totalidad de los requisitos establecidos en las leyes, por eso el gremio protesta, porque, usando la expresión popular, "se les metieron al rancho". La solución es simple, las leyes deben evolucionar. El Gobierno ya anunció reuniones para lograr acuerdos y cambios en la regulación de dicha materia, amanecerá y veremos, pero hay mucho más de fondo en el tema.

El verdadero problema que se esconde

Todos nos ofuscamos y nos quejamos cuando un taxista nos dice "para allá no voy" y todos sufrimos el miedo de imaginar un paseo millonario cuando tomamos un taxi en la calle. Todos rechazamos la mala cultura que ha invadido al gremio transportador. Entre muchos otros, este tipo de problemas han favorecido la guerra de las apps para pedir taxi. Sin embargo, no muchos se han tomado el trabajo de indagar sobre los "grandes señores" o "zares" que están detrás de los taxistas, ver por ejemplo "El Zar de los taxis de Bogotá", "El zar de los taxis en Medellín", "El zar de los taxis en Cúcuta" y "Los taxistas no son...". Ahora bien, en la situación hipotética, los gigantes monopolios de los medios de comunicación no saldrían a la calle a protestar como lo hicieron los taxistas en el caso Uber, pues los primeros tienen un poder mucho  mayor que los pequeños monopolios del taxi. Los primeros podrían comprar la app del emprendedor o simplemente anularlo de por vida con el apoyo de sus amigos del Estado. Los segundos, en cambio, son vasallos de unos señores feudales en una época capitalista. Uber es otro cuento, está  más cerca de los primeros que de los segundos, así que el verdadero problema es el control al monopolio del transporte, sobre todo en una ciudad como Bogotá, donde la movilidad es un caos.

¿Qué se puede esperar en el futuro?

Uber y los zares de los taxis son monopolios diferentes, quizá más diferentes en lo social y político que en lo político y económico, aunque quizás no tanto. EsayTaxy y Tappsi no pueden considerarse aún monopolios, por lo menos no en el contexto colombiano. Ellos son verdaderos emprendedores y ojalá hubiesen muchos más, pues lo que se viene es una cruel guerra de lobby ante el Gobierno, para que la reglamentación se ajuste favoreciendo a quien tenga mayor capital político y económico, pues así funciona el capitalismo moderno.

El panorama no es alentador si se considera la tradición política del país y el engaño político detrás de las TIC. No quiero hablar mucho al respecto en esta entrada, voy a limitarme a dejarles de tarea la lectura del libro Desconexión Digital de Robert W. McChesney y a citar el inicio del párrafo final: "Si se deja que sigan su curso actual, impulsadas por las necesidades del capital, las tecnologías digitales pueden acabar aplicándose de maneras extraordinariamente perjudiciales para la libertad, la democracia y todo lo que esté remotamente relacionado con una vida decente". Quizás pronto escriba un poco más sobre este maravilloso libro.




A manera de conclusión

Leía recientemente en un blog de un emprendedor de TIC que el individualismo es una de las razones que impiden en Colombia el florecimiento del "entrepreneur IT", una característica entrópica de nuestra sociedad, su falta de sinergia. Una situación extrema muy desafortunada que quizás es mundial. Cuando hay mucha entropía y no hay sinergia, el sistema muere o se transforma, de cualquier manera el sistema inicial desaparece. Desde synentropya la promesa es escribir más sobre lo que leo, es la única manera de hacer sinergia, aunque a veces creo que eso genera más entropía, por aquello de la inercia del statu quo. Pero de eso se trata, de subvertir synentropya.