jueves, 22 de febrero de 2018

¿Obsesión con la Corrupción?


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Una obsesión es una idea fija o recurrente que condiciona una determinada actitud. Y cuando esa recurrencia es crónica puede catalogarse como patológica. En ese sentido, creo que debería buscar ayuda médica para determinar si estoy gravemente enfermo: tengo un transtorno obsesivo que me genera siempre actitudes de rechazo y desconfianza ante cualquier atisbo de corrupción. Y debe ser algo difícil de corregir, pues el adjetivo corrupto es muy amplio y difuso, lo que para mi es corrupción, para otros es simplemente consecuencia de la dinámica cotidiana de poderes, acuerdos, decisiones y acciones. Esa es una de mis entropyas, una tara que me acompaña desde muy niño y la synergya está en el conocimiento, que sólo se alcanza con educación permamente, con lectura diaria y todo el tiempo cuestionando... y de vez en cuando escribiendo...

Por eso he buscado desde hace mucho tiempo sobre teorías de la corrupción. Y, dentro de mis hallazgos, me gusta una definición del profesor Petrus van Duyne:
Corruption is an improbity or decay in the decision-making process in which a decision-maker consents to deviate or demands deviation from the criterion which should rule his or her decision-making, in exchange for a reward or for the promise or expectation of a reward, while these motives influencing his or her decision-making cannot be part of the justification of the decision.
"La corrupción es una impropiedad o decadencia en el proceso de toma de decisiones, en el que un responsable de tomar decisiones consiente desviar o exige desviarse del criterio que debe regir la toma de decisiones, a cambio de una recompensa o de la promesa o expectativa de una recompensa, mientras que estos motivos que influyen en la toma de decisiones no pueden ser parte de la justificación de la decision."
Ésta definición es aplicable a diversos contextos, incluso el diario vivir, como iniciar conversación con un amigo o conocido para "colarse en la fila". La definición es bastante citada, aparece en varios de los documentos que encontré sobre el tema. Por ejemplo, hay un sitio muy interesante en Europa, el dominio del sitio es "corruptie" que significa corrupción en holandés. El sitio tiene diferentes vistas, perspectivas o matices de la corrupción y cubre un tema más amplio, la deshonestidad.

La literatura mundial muestra que, en materia de corrupción, el mundo no es a blanco y negro. En cambio, hay una extensa gama de colores, o al menos hay una escala de grises. Y eso incrementa la complejidad del problema, pues hay quienes consideran que la corrupción blanca es aceptable y necesaria, que la escala de grises es relativa al contexto y que sólo el negro es reprochable. (En Colombia segúramente hay quienes homologan el color del partido político con la corrupción, de manera que la corrupción liberal es roja y la conservadora azul, pero se tolera porque la institucionalidad prima sobre las personas). Al respecto, es interesante el artículo titulado Los Colores de la Corrupción, que resume en parte los planteamientos del profesor Heidenheimer, la máxima autoridad en la teoría que afirma la existencia de corrupción blanca, gris y negra. Sobre éste trabajo hay un desarrollo amplio en idioma español en una revisión de literatura de la Universidad Carlos III de Madrid.

En Colombia, el profesor Camilo Cárdenas, de la Universidad de Los Andes, es una de las personas que ha estudiado el tema. Por ejemplo, participó en un estudio sobre la trampa (cheat en inglés), realizado en dieciseis (16) países. En el estudio se experimenta con el comportamiento de las personas y se evalúa su grado de honestidad, algo que difiere e innova respecto a las metodologías tradicionales donde se usan únicamente encuestas de percepción. Éste profesor es, también, coautor de un documento reciente del Centro de Estudios Jurídicos y Sociales DeJusticia, titulado "Academia y Ciudadanía - Profesores universitarios cumpliendo y violando normas", estudio que resalta la importancia de la ética en la academia, pues los estudiantes aprenden con el ejemplo y corremos el riesgo de perpetuar la corrupción desde la educación.

Otro documento de DeJusticia, también reciente, se titula "Sobre la corrupción en Colombia: Marco Conceptual, Diagnóstico y Propuestas de Política". El documento tiene una detallada revisión de literatura científica y gubernamental sobre qué es corrupción, las formas, causas y posibles alternativas para enfrentarla. Jorge Iván Cuervo resume éste documento en su columna de El Espectador al plantear que hay cuatro (4) causas para la corrupción y por tanto cuatro (4) caminos a seguir para combatirla:

  1. Falta de consenso (Estado y Academia) sobre qué és corrupción: Por ejemplo, hay procuradores, fiscales, contralores y jueces que juzgan según los colores de su espectro corrupto.
  2. Falta de instrumentos confiables para medir la corrupción: La falta de visibilidad en la información pública, sin ignorar los esfuerzos de MinTIC en sus programas de Gobierno en Línea, Datos Abiertos y Gobierno Electrónico.
  3. Falta de capacidad institucional par sancionar: Posiblemente derivada de las dos anteriores, además de otras cuasas directas y situaciones asociadas.
  4. Falta de voluntad política para reformar el Estado: Definitívamente, un Congreso (senadores y representantes a la cámara) líder en corrupción que no legisla para el país sino para sus propios intereses o los de sus amigos.

Otra línea de pensamiento sobre la corrupción aborda los aspectos culturales, sociales y educativos, planteando que es complejo de reducir la corrupción en el contexto de un país como Colombia, donde se ha popularizado la idea de que todo vale. Sobre éste tópico específico hay un artículo del año 2011 del profesor Antanas Mockus, titulado "Divorcio entre Ley Moral y Cultura" y en Youtube hay muchos videos interesantes, por ejemplo estos tres: "La cultura del atajo", "Mañas" y "Ahí estamos pintados". También hay un artículo de la fundación Corpovisionarios donde se relacionan los problemas de corrupción con "pequeñas" cosas como la trampa. El artículo se titula "Si quiere acabar con la corrupción acabe con la trampa" y apunta al mismo tema, la educación: se requiere una educación rigurosa, pues las personas se han acostumbrado a los títulos sin nada de fondo, la educación como un maquillaje.

La discusión de Mockus se aleja mucho de la norma y camina hacia los principios, que resulta un tópico aún más abstracto y complicado. Los recursos audiovisuales pueden ayudar un poco con lo abstracto y complejo. Y sobre los principios hay varias películas recomendadas, aquí un par basadas en casos de la vida real: La primera se titula "Nothing But the Truth", es sobre el periodismo y sus fuentes. En un fragmento, al final de la película, aparece la frase "con las grandes personas no hay diferencia entre los principios y la persona". La segunda se titula "Concussion", traducida como "La Verdad Oculta". Es la adaptación al cine de la historia del Médico Bennet Omalu, quien descubre problemas cerebrales derivados de los golpes en futbol americano. En ambas películas se plantea la importancia de los valores como algo personal e individual y que respetar eso es clave para construir una sociedad más transparente. Lo que idealmente se espera es que los poderosos se destaquen por valores firmes y consistentes, que inspiren a la sociedad, aunque la dura realidad es muy diferente, la dura realidad es que el vivo vive del bobo.

En ese marco de la cultura, la sociedad y la educación, el silencio es un anti valor particular que propicia la corrupción. La gente es dueña de lo que calla y esclava de lo que dice (atribuido a Freud) y con la corrupción la gente prefiere callar. En la actualidad el auge de los medios y las TIC ha generado crisis permanentes en los periodistas. Aunque son ellos quienes deben investigar y denunciar como cuarto poder en la sociedad, callan y, peor aún, desinforman. Por eso Jorge Ramos, ganador del Premio de Periodismo Gabriel García Marquez, dijo en su discurso "no estamos en el negocio de quedarnos callados. El silencio es cómplice. Por eso, por favor, desobedezcan". El silencio en Colombia debe acabarse, en las grandes cosas y en las pequeñeces. Como dice una columnista del periódico El Espectador: "Es el silencio simplón, no de un gran secreto o de un gran complot, sino de un pequeño error, de una pequeña corrupción, lo que nos tiene atrapados en una mediocridad que ni nos acaba, ni nos levanta". Lo malo es que en Colombia y el mundo asesinan, desaparecen, anulan a los periodistas y, en general,  a las personas de la sociedad civíl que incursionan como activistas contra la corrupción, o simplemente contra quienes dicen la verdad, contra quienes denuncian.

Curiosamente el lunes comencé a escribir ésta entrada. El martes consulté en el sitio web de Transparencia Internacional por su informe anual de percepción de corrupción y, justo ayer, apareció el informe para el año anterior, 2017. El informe no es nada bueno para Colombia. Desde 1995 el Ranking Mundial de Percepción de Corrupción muestra que Colombia ha hecho intentos pero no mejora, sigue siendo un país estancado en la corrupción. Algunos dirán que es una percepción y que los medios de comunicación amplían los escándalos, afectando la percepción. Sin embargo, al revisar en detalle los informes es claro que la corrupción es una realidad y que debe hacerse algo. Hice un rápido análisis del ranking de Colombia desde 1995 hasta 2017: calculé en cada año el porcentaje relativo de Colombia según su ranking respecto del total de países, para poder comparar fácilmente el desempeño de cada año, como aparece en la siguiente gráfica.

Elaboración Propia


Después de haber logrado escribir hasta aquí, citando algunas de las muchas referencias que tengo sobre corrupción, creo que no estoy enfermo, creo que no es una obsesión. Así que seguiré leyendo y escribiendo al respecto. Quien diga que es una fijación obsesiva posiblemente sufra de una disonancia cognitiva, como lo plantea un artículo del profesor Moises Wasserman. Y tendré que responderle que no se trata de juzgar como bueno o malo, no se trata de hacer leyes y hacerlas respetar, se trata de dialogar, deliberar críticamente. Esa es la propuesta ética sugerida por el profesor de Harvard Michael Sandel, según la última columna del Rector de la Universidad del Rosario Jose Manuel Restrepo, titulada Educar Phronimos: remedio contra la corrupción. Pero para pensar se requiere leer, leer mucho y leer todas las perspectivas, se requiere hablar y escuchar, se requiere controvertir y conciliar. Hacer eso cuesta tiempo y hoy el mundo corre acelerádamente y la gente ha decidido correr con ese mundo, correr porque lo que interesan son las marcas, (record), los indicadores, los ranking... Es la triste realidad de una sociedad que le confió su vida al mercado.

https://files.transparency.org/content/download/2174/13712/file/CPI%202017%20global%20map%20and%20country%20results.jpg

jueves, 15 de febrero de 2018

¡Como dice el viejo y conocido refrán!

Después de la entrada anterior sobre la expresión ¡bruto pero decidido! me puse a buscar libros de refranes, pues aún no consigo un documento formal (libro, artículo) que me sustente un origen de esa expresión. Los refranes, dichos, adagios o frases populares son un ejemplo de divulgación y conservación democrática del conocimiento. Éste tipo de expresiones suelen conservarse gracias a la tradición oral, tanto en la conversación cotidiana como en el discurso de los grandes oradores. Son expresiones que propagan el conocimiento en el tiempo, tanto el conocimiento que llaman popular o vulgar (porque proviene de desconocidos o de personas no acreditadas por el sistema educativo) como el conocimiento culto y formal de grandes y reconocidas personalidades.

Todos aprendemos desde niños muchos refranes: Desde el hogar, gracias a los abuelos y en la escuela, gracias a los buenos profesores. Ambos, abuelos y buenos profesores de escuela, comienzan a desaparecer, desafortunádamente. ¿Quién nos enseñará entonces los refranes? ¿Cómo conservalos? La respuesta son las máquinas, las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), esa gran memoria virtual que es Internet. Voy a eludir esa compleja idea de las máquinas desplazando nuestra humanidad (algo de eso hay en ConTICtualizando) y voy a centrarme en la conservación de los refranes, dado que difícilmente podremos conservar a los abuelos y a los buenos maestros.

Antes de iniciar la búsqueda me puse a recordar qué influencias tuve desde niño para gustar de los refranes y uno de mis principales referentes históricos es el Chapulín Colorado.

Sin créditos, el Chapulín es patrimonio de la humanidad ;)

La frase emblemática del Chapulín Colorado es el título de ésta entrada: ¡Como dice el viejo pero conocido refrán! Para quienes nunca han tenido la oportunidad de disfrutar una escena de éste personaje de la televisión del siglo pasado, el Chapulín olvidaba siempre la segunda parte de los refranes y terminaba haciendo juegos de refranes, mezclando refranes, como "cria cuervos y te diré quien eres" y luego terminaba diciendo "la idea es esa".

Otro referente que tengo, pero que es un poco borroso, es una telenovela colombiana de finales de los años ochenta (1980) del siglo pasado. Creo que era Calamar o Caballo Viejo. Había un personaje (creo que lo protagonizaba Carlos Muñoz), quien tenía un ayudante con un tarjetero lleno de frases, citas, máximas o refranes. En todos los capítulos de la novela siempre aparecía una frase o refrán. Y desde que aprendí a leer, siempre pasó por mis manos algun ejemplar de la revista Selecciones y su sección Citas Citables, que aún perdura.

Entonces me puse a buscar libros o artículos sobre refranes. Primero comencé por un regalo del profesor Carlos Africano, titulado Modismos Cucutoches, disponible en la Biblioteca Eduardo Cote Lámus de la UFPS Cúcuta.




Aunque el libro me gusta, seguí buscando porque quería encontrar un libro antiguo, más viejo que los mismos refranes y un libro grande, ojalá con todos los refranes de la historia y un libro de Colombia y muchos libros de refranes. Eso si, libros para descargar o leer en línea.

El libro más antiguo que pude encontrar es del año 1872, titulado "Colección Alfabética de Refranes Castellanos Explicados con la mayor concisión y claridad" de Jose Maria Sbarbi, disponible en WebArchive. El mismo autor tiene otro libro mucho más grande, con dos tomos, cada uno con más de quinientas páginas, es de 1922 y se titula "Diccionario de refranes, adagios, proverbios modismos, locuciones y frases proverbiales de la lengua española", también disponible en WebArchive (tomo I y tomo II). Hay un libro especializado en Refranes Chilenos, del año 1901, de un señor llamado Agustín Canobbio. Hay otro libro de España, de 1917 de un señor Pedro Vallés, digitalizado y conservado en WebArchive, pero con una tipografía que lo hace parecer más antiguo.

En Colombia encontré un libro con ilustraciones, que tiene mi edad. Se titula Dichos y Refranes, de Libardo Solarte Mejía, en el sitio del proyecto Escuelas Digitales Campesinas. Publiqué en mi perfil de Facebook y de Twitter una de las ilustraciones, con el refrán "No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista".

Solarte-Mejia, L. (1979). Dichos y Refranes. Editora dosmil.

En Mexico, la Universidad Autónoma tiene un libro de alocuciones latinas (recuerdo a mi profesor de bachillerato que nos pedía memorizar cinco). El título del libro es Diccionario de frases y aforismos latinos: Una compilación sencilla de términos jurídicos, del año 2003 de Germán Cisneros Farías. También en Mexico hay un libro titulado Dichos o Refranes, Compendio temático de Samuel Flores Huerta, reciente, de 2016.

Además encontré un par de artículos (papers) interesantes sobre los refranes y la violencia de género, en particular la violencia contra el género femenino. El primer artículo se titula El caballo y la mujer en el refranero mexicano y el segundo Porque te quiero te aporreo: Los refranes como estrategia discursiva para la legitimación del maltrato conyugal. Hay, también, un texto sobre una conferencia titulada Del refranero antioqueño. Y para cerrar,  un último libro que no es accesible por la web y que algún dia espero prestar y leer: El español hablado en el departamento del Norte de Santander de 1969, disponible en la biblioteca del Instituto Caro y Cuervo.

En total logré recolectar quince (15) referencias de libros y documentos sobre refranes, que les comparto en formato BIBTEX (exportado desde Zotero). Hay que seguir leyendo y escribiendo y compartiendo, mientras llega la justicia a Colombia.

Op. Cit. p 74



martes, 13 de febrero de 2018

¡Bruto pero decidido!

En un diplomado que realicé hace unos cuatro años en la Universidad Piloto de Colombia, escuché a un profesor (Hector Garzón) repetir en varias ocasiones la expresión "bruto pero decidido". Por casualidad, ayer estaba revisando unos apuntes y encontré al margen esa expresión y el nombre del profesor, así que comencé a buscar al respecto.

Lo primero que encontré fue, curiosamente,  una cita bíblica: "Es preferible encontrarse con una osa furiosa que ha perdido su cría, que con un bruto decidido a hacer algo" Proverbios 17:12 (versión PDT de la biblia). Como puede leerse en la referencia, para esa expresión, dependiendo de la versión de la biblia, hay otras expresiones equivalentes como "necio empeñado en su insensatez","necio en su necedad", "fatuo en su necedad" y "un loco en su locura". Un segundo hallazgo que considero interesante es una entrada de un blog, escrita por un estudiante de medicina venezolano, titulada "El proceso de ser un bruto: Guia de bolsillo". Allí plantea cinco reglas para ser un bruto, adjetivo que el autor usa para quienes deciden dejar de ser útiles, aquellos que optan por la ignorancia adrede.

Uno podría usar esa expresión, por ejemplo, en política, para quienes pronuncian palabras apresuradas y polémicas (o equivocadas) como: "la masacre de las bananeras es un mito de la literatura castrochavista", una posible causa de la caida del puente de Chirajara "pudo haber sido el espíritu santo", "el sexo excremental",  "la plata que uno le mete al Chocó, es como meterle perfume a un bollo" y la expresión summa cum laude, "esas cosas suceden" (evocando a Forrest Gump shit happens).

En general, todos somos brutos o decididos en algún momento. Quizás es importante ser decididos siempre y brutos de vez en cuando. Ahora bien, es fundamental sabernos brutos para no serlo, pues, parafraseando a Bertrand Russel: "gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que algunos están completamente seguros y los demás estamos llenos de dudas". Por eso, en mi SynEntropya es necesario vivir como El Escaramujo, dudando, preguntando, buscando y leyendo permanentemente y escribiendo de vez en cuando, "bruto pero decidido".


miércoles, 7 de febrero de 2018

¿Qué nombre le ponemos? ¡ Materilerileró !

"...el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían  de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo..." Cien Años de Soledad, Gabriel García Marquez
Darle nombre a algo (alguien) no es una tarea sencilla. Hacerlo es jugar a crear el lenguaje, a regresarse en el tiempo a una época desconocida y sin historia, de la que sólo hay teorías fundamentadas en hipótesis difíciles o imposibles de comprobar. Desde la escuela se aprende la onomatopeya como un mecanismo de creación de palabras, que replica o imita sonidos de la naturaleza. Un ejemplo es el croar de la rana, que se supone hace "croa croa croa". Y hay muchos otros mecanismos, por ejemplo: (i) los neologismos, muestra de la colonización cultural de un país en otro, (ii) la composición, al unir dos palabras, como abrelatas y (iii) las siglas y acrónimos como TIC para Tecnologías de Información y Comunicación. Los juegos de palabras suelen ser un mecanismo común en algunos grupos con similitudes culturales, como fantabuloso y fabulantastico de quienes aman la serie animada Los Simpson. En mis blog, por ejemplo, uso juegos de palabras como PazTICficando, ConTICtualizando y SynEntropya.

Esa tarea de crear un nombre para las cosas (o personas) es muy común y necesaria y es una tarea creativa, es una oportunidad para dar rienda suelta a la imaginación, para innovar y por eso es algo difícil. Son muchos los contextos que demandan crear nombres: (i) cuando una familia espera un hijo, (ii) en las empresas, cuando se crea una empresa o un nuevo producto o servicio y (iii) el caso particular de nuevas plataformas de TIC, software, sistemas de información, por ejemplo SIG (Sistema de Información Geográfico, también Gerencial o hasta Ganado). Éste mecanismo de siglas y acrónimos suele ser muy común, por ejemplo los sistemas de información del Estado Colombiano: SPADIES (Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las Instituciones de Educación Superior), SNIES (Sistema Nacional de Información de la Educación Superior), SACES (Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior), RUNT (Registro Único de Transporte) y SIGEP (Sistema de Información para la Gestión del Empleo Público).

La sigla se vuelve popular, se vuelve el nombre, es una nueva palabra. Tan importante es la sigla que una estrategia común es cambiarla, como sucedió con la CNTV (Comisión Nacional de Televisión) que ahora se llama ANTV (Autoridad Nacional de Televisión) o eliminarla como el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), que desaparecio pero quedó en un vallenato popular y en la memoria histórica de la guerra en Colombia. Y es que el nombre resulta ser algo muy importante, algo trascendental: el nombre de Dios en la Biblia y las religiones, el cuento Los nueve mil millones de nombres de Dios, de Arthur C. Clarke, el cuento  Mi nombre comienza por S, de Isaac Asimov o la compleja idea que se plantea en Frankenstein.

Escribo ésta entrada porque, en un proyecto nuevo en el que estoy trabajando, me surgió la idea o necesidad de darle nombre al producto final, darle identidad. Aunque lo común es que los nombres se den al final, cuando el proyecto está terminado, como el título de un artículo o un libro o el nombre de un producto, en éste caso el producto es algo muy comun y lo que se quiere es una palabra para marcar diferencia, para generar impacto. La diferencia suele ser la ventaja competitiva, la clave del exito. Entonces comencé a buscar sobre marcas (naming and brand), estrategias, técnicas, y metodologías, etc. Y buscando y leyendo recordé un juego de la niñez: ¿Qué nombre le ponemos? ¡ Materilerileró ! Y ese recuerdo trajo la Entropya, pues me desvié a buscar historiadores, lingüistas o antropólogos o sociólogos que hubiesen escrito sobre ese tradicional juego y sobre otros. Y buscando con paciencia pude encontrar un interesante documento del año 1966 en el Instituto Caro y Cuervo, titulado Algunos Juegos de Niños en Colombia, de María Luisa Rodríguez de Montes, una gran investigadora de nuestra historia lingüística, una maravilla, SynEntropya...



Fragmento páginas 24 y 25 del documento citado previamente




viernes, 2 de febrero de 2018

SynEntropya política 2018 - Eslogan de expresidentes

(Ésta nota fue publicada en mi perfil de Facebook el 07/08/2017, la reproduzco aquí con algunos ajustes pues aplica para el momento electoral)

No tengo la referencia exacta, agradezco ayuda en eso

El 7 de agosto podría considerarse una fiesta bisiesta y, como el refrán, podría ser funesta. Lo digo porque, cada cuatro años, el 7 de agosto es la posesión del nuevo presidente de los colombianos, aunque el que se posesione no nos guste a muchos. Hace 35 años, en 1982, se posesionó Belisario Betancur y dentro de un año ¿quién se posesionará?...

Pensando en eso me puse en la tediosa tarea de buscar el eslogan de campaña usado por los presidentes que conocí, aquellos que “me han gobernado” o que han gobernado durante mi existencia. Los conozco bien sea por mis recuerdos perdidos o por esas muchas lecturas que uno suele olvidar pero cuyo eco retumba a diario en mi mente... Por ejemplo: a Belisario lo recuerdo porque mi papá tenía mucha publicidad de él y mis más viejos recuerdos del pueblo (año 1985)  son afiches de Belisario (también de cigarrillos piel roja) y libros de la campaña de Alfabetización Camina. A Barco lo recuerdo porque, al ser Nortesantandereano, en segundo primaria (año 1986) nos pusieron a leer y memorizar su biografía. A Gaviria lo recuerdo por el apagón y su voz chillona y porque era un desconocido que surgió con la muerte de Galán y de Pizarro, en especial de Pizarro. A Samper, inolvidable, por el elefante y el 8000. A “Pastranita”, porque presentaba en televisión, por la silla vacía y por el Caguán, pero también por el 8000. Al “innombrable” de mano firme y corazón grande, por las cifras del Centro de Memoria Histórica sobre paramilitarismo, desaparecidos, muertos, etc y por las cifras terribles de corrupción. Y a “Juanma”, claro, por el Premio Nobel y por la PAZ con las FARC y otro montón de cifras de corrupción...

¿Quién será el nuevo presidente dentro de un año? ¿Cuál será su eslogan de campaña? ¿Obrará inteligentemente el pueblo colombiano al elegir? Pues aquí les dejo la historia patria a blanco y negro (para no entrar en el dilema partidista). Si encuentran algo mejor, lo agradezco para el archivo... Y conviene comenzar a pensar en términos de campaña electoral, a pensar muy bien, a recordar la historia y proyectarse en el tiempo. Como lo dice la historia, el eslogan de campaña no ayuda mucho en la importante decisión que implica el voto... y tampoco representa mucho de lo que realmente termina ocurriendo con el ganador...

1982 Belisario Betancour: “Belisario: el inconforme que necesita Colombia”



1986 Virgilio Barco: “¡Dale Rojo Dale!”
 


1990 Cesar Gaviria: “Con Gaviria habrá futuro”


 
1994 Ernesto Samper: “Es el tiempo de la Gente, Samper Presidente”
 

1998 Andrés Pastrana: “El cambio es ahora”
 


2002 Alvaro Uribe: “Primero Colombia”
 

2006 Alvaro Uribe: “Mano firme corazón grande”
 

2010 Juan Manuel Santos: “Para seguir avanzando”
 


2014 Juan Manuel Santos: “Hemos hecho mucho, falta mucho por hacer”



2018 Hay varios candidatos, pero hay que esperar a marzo...

Fuente Revista SEMANA http://www.semana.com


Cuando digo nosotros (sobre género, número y lenguaje)


Cuando digo nosotros me refiero a tu y yo, ambos, juntos, los dos. ¿Es ésta frase excluyente por usar sólo palabras de género masculino? Considero que NO, nada más incluyente que un nosotros, juntos, ambos, los dos. Entonces el problema no radica en las palabras, sino en el uso social de las palabras. Y la lucha feminista por transformar el lenguaje es un intento idealista y vano por recomponer una sociedad históricamente excluyente y desigual, no sólo en el género, sino también en el número: los pobres (económicamente hablando) son muchos, que comience a decir pobres y “pobras” no va a cambiar esa desigualdad. De manera que no es en las palabras donde debe exigirse la transformación, es en la sociedad, en nosotros (ustedes, ustedas y yo). Por eso la moda de equidad de género en el lenguaje es infuctuosa, pues se fundamenta en la creencia equivocada de que el poder reside en las palabras [1], cuando las palabras son sólo el símbolo socialmente aceptado para representar una realidad impuesta por minorías, para el caso, históricamente minorías masculinas y poderosas (económica y políticamente hablando). Por eso lo que debe cambiarse no es la palabra aceptada sino la realidad impuesta, es allí donde se necesitan los esfuerzos legales y las acciones.
 
El único poder que hoy nos confiere la palabra (o la lengua) aislada de la realidad social es el poder de denunciar, proponer y argumentar, para que juntos (ustedes, ustedas y yo) cambiemos la realidad histórica de desigualdad, exclusión, guerra, corrupción y un largo etcétera. Cuando logremos cambiar la realidad impuesta, entonces podremos pasar a los acuerdos sobre las palabras y segúramente ese día no será necesario hacer cambios...

Referencias:

[1] Me permito citar a Bordieu: “La ingenua cuestión del poder de las palabras está lógicamente contenida en la supresión inicial de la cuestión de los usos del lenguaje, por tanto, de las condiciones sociales de utilización de las palabras. Desde el momento en que se trate el lenguaje como un objeto autónomo, aceptando la radical separación de Saussure entre linguística interna y externa, entre la ciencia de la lengua y la ciencia de los usos sociales de la lengua, nos vemos abocados a buscar el poder de las palabras en las propias palabras, es decir, allí donde este poder no está... El poder de las palabras sólo es el poder delegado del portavoz...”  https://ses.unam.mx/docencia/2018I/Bordieu2001_QueSignificaHablar.pdf

[2] Imagen del libro Ramón Preocupón de Anthony Browe https://www.youtube.com/watch?v=T36-d2J87Og