domingo, 14 de abril de 2019

¿Por qué soy como soy?

Pienso que debe ser algo muy común preguntarse a sí mismo ¿por qué soy como soy? en todos los aspectos de la vida: físicos, mentales, espirituales, culturales, etc. A mi se me ocurre a cada rato desde que tengo memoria y aunque aún no tengo una respuesta definitiva y creo que jamás la tendré, voy a seguir preguntándolo el resto de mi vida. Por hoy quiero escribir algo sobre mis respuestas a esa pregunta, motivado por algunas noticias recientes que leí y algunos recuerdos que me trajeron esas noticias.

1. Somos como somos por ser polvo de estrellas


La primera noticia corresponde a la fotografía de un agujero negro, producto del trabajo colaborativo de muchos investigadores,  liderados por el astrofísico Heino Falcke. Dada la importancia de las TIC, los medios destacaron entre los investigadores a Katie Bouman, quien ayudó a crear el algoritmo que hizo posible ese gran logro. Es un logro para quienes hacen "zoom out", quienes estudian el espacio, el inmenso e infinito universo.

Fuente https://twitter.com/hfalcke/status/1116336737582813184
Fuente https://www.infobae.com/new-resizer/-5En__0hYqMy2Eu4DHJEbRE0G2A=/750x0/filters:quality(100)/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/infobae-wp/wp-content/uploads/2019/04/11002720/Katie-Bouman-agujero-negro-1.jpg

Uniendo la pregunta original ¿por qué soy como soy? con esta primera noticia, podríamos decir que somos polvo de estrellas, como dice la canción y como lo afirma un libro con ese mismo título. Después de la explosión inicial, del big bang, como solía afirmarlo Stephen Hawking, el Universo se expande infinitamente y en ese proceso se crean y destruyen estrellas, planetas y otros astros, como los agujeros negros: esos extraños y misteriosos objetos con gran fuerza gravitacional, que absorben todo y no dejan salir ni siquiera la luz, aunque ya los científicos los desafían tomándoles fotos. Al ser polvo de estrellas, aveces somos como estrellas e iluminamos, en ocasiones somos como planetas que necesitamos ser iluminados o incluso podríamos llegar a ser como agujeros negros.

2. Somos como somos por evolución biológica, genética, ADN


La segunda noticia es el descubrimiento de una nueva especie cercana a nosotros los Homo Sapiens: hace aproximadamente sesenta y siete mil (67.000) años en Filipinas, según un estudio de la revista Nature, vivieron los Homo luzonensis. Una especie que vivía en cuevas, posiblemente parecidos a los Croods de la película de DreamWorks Animation.

Fuente Sitio Web Oficial http://www.thecroodsmovie.com/
Según esta noticia y siguiendo la Teoría de Charles Darwin, somos como somos producto de una evolución permanente, producto de cruces entre muchas especies y razas. Los colombianos, por ejemplo, somos producto del cruce entre europeos y esclavos indígenas y africanos. Yo soy el producto del cruce entre mi mamá y mi papá, herederos del cruce entre mis abuelos paternos y maternos y así sucesivamente, hasta llegar a alguna pareja de cavernícolas como los Homo luzonensis.

Esta evolución o herencia biológica es posible gracias al ADN (ácido desoxirribonucleico) o en inglés DNA (Deoxyribonucleic acid). Aún recuerdo a mi profesora de noveno grado (Marleny Palacios) explicándonos en detalle esa curiosa molécula que todos los científicos estudiaban y que permitía demostrar las muchas similitudes con otros animales, como los ratones y los simios e incluso las moscas. Entonces, somos como somos porque lo heredamos biológicamente desde nuestros antepasados, desde alguna pareja de seres (o un solo ser) que los antropólogos, entre otras profesiones, siguen buscando.

Curiosamente, dentro de nuestra herencia biológica está la inteligencia, que nos permite indagar sobre nuestro pasado pero también crear nuestro futuro. Como lo dice otra noticia, según un artículo de la revista Science, ya sabemos crear ADN, algo que nos pone en la disyuntiva de comenzar a jugar a ser dioses o de seguir jugando a ser humanos, en ambos casos, sin medir las consecuencias de hacerlo o no hacerlo y de cómo hacerlo. Posiblemente la biología nos castigo al permitirnos tener más ADN de Sapiens que de Neandertal, tener más inteligencia que de humanidad y sociabilidad.

3. Somos como somos por evolución cultural, educación

 
La tercera noticia es un poco más antigua: la entrega del premio al mejor maestro del mundo, el Global Teacher Prize. El africano Peter Tabichi fue galardonado con este premio mundial por su historia inspiradora, al insistir en mejorar la calidad de vida desde la educación.
 
Esta tercera noticia me recordó una conferencia del profesor Mockus en la Universidad de Medellín. Allí plantea que somos lo que somos porque, además de la memoria genética (el ADN), tenemos una memoria humana y social: la cultura. Y esa memoria la cultivamos, mantenemos y heredemos gracias a la educación que recibimos en el hogar, en la escuela, colegio y Universidad y en el trabajo y la calle. Entonces, somos lo que somos porque nos marca la cultura y si esa cultura tiene enfermedades, igual que el ADN, heredaremos genes culturales defectuosos que nos ponen en riesgo como especie.
 
En ese sentido, así como nuestra genética biológica nos inclina a defendernos de unas enfermedades más que de otras y dependemos de vacunas y medicinas, en el contexto cultural pienso que no es malo que algunos procuremos generar cambios y así defendernos de "fueques", taras y todo tipo de pretextos nocivos para nuestra individualidad humana y nuestra sociedad.
 
Lógicamente, los cambios serán molestos para algunos, pero son necesarios, pues evolucionar y aprender es parte de nuestra naturaleza. Si hoy no vivimos en cuevas como los Homo luzonensis, tampoco tiene sentido que se impongan y eternicen malas prácticas. Y la peor de las malas prácticas es la de imponer, la de decir NO o SI sin argumentos, eso es algo que debe cambiarse, pues deben primar las decisiones razonadas y democráticas o estaríamos involucionando.

¿Y yo por qué soy como soy?


Todas estas noticias me recordaron una anécdota muy personal, que he contado en clases a mis estudiantes pero de la que jamás he escrito ni revelado detalles: En el año 2013 leí un artículo titulado "Recuerdo de lo que somos" (también disponible aquí). Allí contaban sobre el servicio de análisis de ADN que ofrece la National Geographic. Para ese año en Colombia no estaba disponible, pero lo estuvo tres años después. Y, a riesgo de ser juzgado como esnob, aproveché una promoción y solicité el servicio.


Lo que soy según el análisis National Geographic a mi ADN

Según el análisis científico de mi ADN, soy 1.1% Neandertal, mientras el promedio mundial es 2.1%. Y soy más Europeo (51%) que Nativo Americano (30%) con un poco de herencia de los habitantes nativos de Asia Oriental (10%), de los nativos de Finlandia y Siberia (6%) y un poquito de Africano (3%). Pero con respecto al promedio de los colombianos, soy mucho más Europeo (yo 51%, promedio 38%) y un poquito más Nativo Americano (yo 30%, promedio 29%).

Lo más clave de mi ADN biológico es que, con respecto al promedio de los colombianos, soy un 33% muy diferente. Tendrán que culpar a la biología, a la naturaleza, a Dios, pues soy diferente y no podré cambiarlo. Y creo que tampoco quiero cambiar esa realidad, aunque ese querer depende mucho de mi ADN cultural, humano y social, de lo que espero escribir en otro momento.

Para cerrar, a fin de equilibrar toda la entropya anterior, quiero compartirles la Synergya que me trae una canción de Silvio Rodriguez, titulada "Yo soy como soy", tanto la música como la letra son SynEntropya...



Yo soy como soy (Silvio Rodríguez, 1984)

A veces siento deseos de amor
y a menudo no puedo beber.
Para esa hora busqué una canción
con la que me entretengo la sed.
Tiene delirios de la tradición
y otras hierbas que suelo rumiar.
Ya te la voy a cantar.

Yo soy como soy
y a casi todo el mundo le pedí prestado.
Yo soy como soy
y a casi todo el mundo yo le tiendo mano.

Dime qué pena te puedo curar,
yo quisiera también ser doctor.
Sólo deseo que para tu mal
tenga alivio mi vieja canción.
Lo que te doy de mortal a mortal
se desprende gustoso de mí.
El resto espera por ti.

Sé que hay dolores que no curará
ni la más esmerada canción.
En todo caso te invito a llenar
de optimismo ese buen corazón.
Vale la pena dejar de llorar
y hacer cita con el porvenir.
Vale la pena vivir.