Un par de estudiantes de pregrado, el día que sustentaban su trabajo de grado (19/04/2022), me regalaron el libro El Futuro de la Humanidad de Michio Kaku, un Físico, Profesor y Divulgador Científico muy reconocido. Michio Kaku, dice Wikipedia, fue apadrinado por el premio Nobel Edward Teller, quien es el padre de Eric "Astro" Teller, uno de los pioneros de la innovación disruptiva en Google. Además de este libro hay muchos otros, siendo el más reciente La Ecuación de Dios.
Michio es uno de los pioneros de la Teoría de Cuerdas, una teoría física y matemática revolucionaria, que pretende unificar las grandes teorías de la física: la teoría de la relatividad, la teoría cuántica y la teoría clásica de la gravedad de Newton.
El libro es bastante denso, pero apasionante. Michio Kaku es un gran divulgador científico, logra motivar hacia la ciencia. En lugar de memorizar, ayuda a comprender, en lugar de repetir ayuda a imaginar, a crear...
El libro se divide en cuatro partes: Primero una introducción, donde explica los peligros del planeta tierra y la humanidad y la necesidad de prepararnos para perdurar en el futuro y no extinguirnos, que es la norma. Segundo "Salir de la Tierra" donde habla sobre las complejidades del planeta y el Universo, el sol, la luna, los dos planetas cercanos y rocosos, Marte y Venus y los planetas gigantes, lejanos y gaseosos.
La tercera parte se enfoca en salir del planeta "Viaje a las estrellas", donde habla sobre la construcción de naves y viajes al espacio, el uso de robots e inteligencia artificial y la posibilidad de vida en otros planetas.
La cuarta parte habla sobre "La vida en el universo" y más allá del universo. Allí regresa a la Inteligencia Artificial para que nos inmortalicemos digitalmente, habla sobre el transhumanismo y sobre viajar más allá de las estrellas, en búsqueda de otras formas de vida o en busca de mantener nuestra especie con vida, porque tarde o temprano el planeta y el sol tendrán que morir.
De la lectura de este texto me gustaría dejar aquí cinco ideas:
1) Debemos recordar en todo momento nuestra ignorancia y nuestra debilidad como especie: es muy poco lo que sabemos y muy poco lo que hemos logrado. Pero al mismo tiempo, esto nos ha permitido avanzar de forma maravillosa como especie en el planeta y el universo. Y esto nos representa grandes desafíos en el futuro. Aunque parecen ciencia ficción, son desafíos científicos y tecnológicos el avance de la inteligencia artificial, el conocimiento total del cerebro, la manipulación genética y biológica, los viajes al espacio y la búsqueda o fundación de vida fuera del planeta Tierra.
2) El planeta, la especie humana y la sociedad tienen desafíos locales y de corto plazo como la desigualdad, el hambre, las enfermedades clásicas, entre otras. Todo esto se puede resolver rápidamente y fácilmente. No se depende de la ciencia ni de la tecnología, porque ya existe casi todo lo necesario. Se depende de la política y la cultura. De la mano con el numeral anterior, debemos aceptar con humildad nuestra ignorancia y apropiar y usar de la mejor manera la ciencia y la tecnología existentes. Es una forma de suicidio y asesinato moral el seguir insistiendo en las mismas prácticas del pasado, mientras la ciencia y la tecnología sigue avanzando exponencialmente.
3) Considerando los numerales 1) y 2) conviene enfatizar que los dueños del planeta son los grandes billonarios del mundo, los fundadores y dueños de las grandes empresas de Silicon Valley. Si bien estas personas respetan y ayudan a soportar el sistema político, social y económico, han preferido no intervenir en la debacle del planeta, la especie y la sociedad. Y están dedicados a mirar más allá del siguiente siglo y más allá de nuestra galaxia. Tienen tanta riqueza, hay tanta riqueza en el mundo, que alcanza para resolver los problemas elementales y para ir más lejos, para mirar hacia el futuro y construirlo desde ya...
4) Contextualizado a Colombia y al microcontexto en el que vivo, persiste un dilema ético en todo esto. Un dilema que resumo a dos fragmentos de Cien años de Soledad, que me limito a citar a continuación:
«En el mundo están ocurriendo cosas increíbles -le decía a Úrsula-. Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros.»
«Viéndolo montar picaportes y desconectar relojes, Fernanda se preguntó si no estaría incurriendo también en el vicio de hacer para deshacer, como el coronel Aureliano Buendía con los pescaditos de oro, Amaranta con los botones y la mortaja, José Arcadio Segundo con los pergaminos y Úrsula con los recuerdos»
5) De nuevo recordé al idea de humildad cósmica, pues somos simplemente un 𝐔𝐧 𝐏𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐀𝐳𝐮́𝐥, como dijo Carl Sagan:
«...Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que en su gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... es desafiada por este punto de luz pálida.
Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido...»
Me puse a profundizar sobre el autor del libro, a quien había visto en videos, pero de quien jamás me había detenido a leer en detalle. Encontré varios videos interesantes, aquí uno de ellos:
Gracias a Yindi Paola Pájaro Urquijo y a Juan Fernando Romero Ortega por regalarme este libro que me dejó pensando mucho más... En esta primera semana de vacaciones pagué la deuda de leerlo y de escribir un poco sobre esa lectura...
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