viernes, 2 de febrero de 2018

Cuando digo nosotros (sobre género, número y lenguaje)


Cuando digo nosotros me refiero a tu y yo, ambos, juntos, los dos. ¿Es ésta frase excluyente por usar sólo palabras de género masculino? Considero que NO, nada más incluyente que un nosotros, juntos, ambos, los dos. Entonces el problema no radica en las palabras, sino en el uso social de las palabras. Y la lucha feminista por transformar el lenguaje es un intento idealista y vano por recomponer una sociedad históricamente excluyente y desigual, no sólo en el género, sino también en el número: los pobres (económicamente hablando) son muchos, que comience a decir pobres y “pobras” no va a cambiar esa desigualdad. De manera que no es en las palabras donde debe exigirse la transformación, es en la sociedad, en nosotros (ustedes, ustedas y yo). Por eso la moda de equidad de género en el lenguaje es infuctuosa, pues se fundamenta en la creencia equivocada de que el poder reside en las palabras [1], cuando las palabras son sólo el símbolo socialmente aceptado para representar una realidad impuesta por minorías, para el caso, históricamente minorías masculinas y poderosas (económica y políticamente hablando). Por eso lo que debe cambiarse no es la palabra aceptada sino la realidad impuesta, es allí donde se necesitan los esfuerzos legales y las acciones.
 
El único poder que hoy nos confiere la palabra (o la lengua) aislada de la realidad social es el poder de denunciar, proponer y argumentar, para que juntos (ustedes, ustedas y yo) cambiemos la realidad histórica de desigualdad, exclusión, guerra, corrupción y un largo etcétera. Cuando logremos cambiar la realidad impuesta, entonces podremos pasar a los acuerdos sobre las palabras y segúramente ese día no será necesario hacer cambios...

Referencias:

[1] Me permito citar a Bordieu: “La ingenua cuestión del poder de las palabras está lógicamente contenida en la supresión inicial de la cuestión de los usos del lenguaje, por tanto, de las condiciones sociales de utilización de las palabras. Desde el momento en que se trate el lenguaje como un objeto autónomo, aceptando la radical separación de Saussure entre linguística interna y externa, entre la ciencia de la lengua y la ciencia de los usos sociales de la lengua, nos vemos abocados a buscar el poder de las palabras en las propias palabras, es decir, allí donde este poder no está... El poder de las palabras sólo es el poder delegado del portavoz...”  https://ses.unam.mx/docencia/2018I/Bordieu2001_QueSignificaHablar.pdf

[2] Imagen del libro Ramón Preocupón de Anthony Browe https://www.youtube.com/watch?v=T36-d2J87Og

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