En 1989, hace 34 años, salimos del pueblo hacia la ciudad, después de 3 años de la muerte de mi papá. Llegamos a vivir con mi nona materna y allí vivía un primo que comenzaba a estudiar una carrera técnica en computación. Mi primo tenía (además de sus apuntes de diagramas de flujo y matemática para computación) una primera edición del General en su Laberinto, de la editorial Oveja Negra, un libro que siempre quise tener y leer.
El año pasado, en una venta callejera, en el Parque Colón de Cúcuta (Parque la Victoria), encontré una primera edición original, así que la compré y estuvo guardada hasta estas vacaciones de mitad de año.
Acabo de terminarlo. Fue imposible resistirme a la tentación de publicar algunos fragmentos en redes sociales, lo cuales, como siempre, transcribo aquí:
"...El miércoles 16 de junio recibió la noticia de que el gobierno había confirmado la pensión vitalicia que le acordó el congreso. Le acusó recibo al presidente Mosquera con una carta formal no exenta de ironía, y al terminar de dictarla le dijo a Fernando imitando el plural mayestático y el énfasis ritual de José Palacios: Somos ricos. El martes 22 recibió el pasaporte para salir del país, y lo agitó en el aire diciendo: Somos libres. Dos días después, al despertar de una hora mal dormida, abrió los ojos en la hamaca, y dijo: Somos tristes..."
"...Y váyase ahora que todavía es joven, porque un día será demasiado tarde, y entonces no se sentirá ni de aquí ni de allá. Se sentirá forastero en todas partes, y eso es peor que estar muerto. Lo miró directo a los ojos, se puso la mano abierta en el pecho, y concluyó: Dígamelo a mí..."
"...pero el general no se hacía ilusiones, pues sabía que en el Caribe cualquier causa de cualquier clase, hasta una muerte ilustre, podía ser el motivo de una parranda pública..."
"..Siempre los quiso distintos, para recordarlos a todos con su identidad propia, con el anhelo de sus ojos y la ansiedad de su aliento, y para que le dolieran sus muertes..."
"...A partir de entonces, aquella había de ser su idea fija: empezar otra vez desde el principio, sabiendo que el enemigo estaba dentro y no fuera de la propia casa. Las oligarquías de cada país, que en la Nueva Granada estaban representadas por los santanderistas, y por el mismo Santander, habían declarado la guerra a muerte contra la idea de la integridad, porque era contraria a los privilegios locales de las grandes familias.Esa es la causa real y única de esta guerra de dispersión que nos está matando, dijo el general. Y lo más triste es que se creen cambiando el mundo cuando lo que están es perpetuando el pensamiento más atrasado de España..."
"...Siempre será así, dijo, mientras los subalternos sigan mintiéndonos para complacernos..."
"...Todas las ideas que se les ocurren a los colombianos son para dividir...""...Ya lo sé, dijo él. Cada colombiano es un país enemigo..."
Un libro realmente conmovedor y fascinante, que muestra a un Simón Bolívar humano, cercano, diferente a ese mito de los libros de historia. Además, un libro que me refuerza mis convicciones o sesgos políticos: entre Longanizo y Casandro, sigo prefiriendo a Longanizo.
Cuando paso por una estatua del Libertador, siempre recuerdo el poema de Julio Florez
𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐧𝐨𝐬 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞
(Julio Florez)
Todo nos llega tarde... hasta la muerte.
Nunca se satisface ni se alcanza
la dulce posesión de una esperanza
cuando el deseo acósanos más fuerte.
Todo puede llegar; pero se advierte
que todo llega tarde: la bonanza,
después de la tragedia; la alabanza,
cuando está ya la aspiración inerte.
La justicia nos muestra su balanza,
cuando sus siglos en la historia vierte
el tiempo mudo que en el orbe avanza;
Y la gloria, esa ninfa de la suerte,
sólo en las viejas sepulturas danza.
Todo nos llega tarde... hasta la muerte.
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