Leí hace unos día un artículo del periódico El País titulado "El cerebro nos impide ver la fuerza de los argumentos que nos contradicen". El artículo se relaciona mucho con las dos últimas entradas (sobre dos videos TEDx). Parece que estamos condenados a ser lo que aprendemos en la familia, la escuela y la calle, pues el cerebro se niega a cambiar de parecer, incluso cuando hay argumentos contrarios mucho más sólidos y evidentes que los nuestros.
Por eso debemos ser cuidadosos con lo que aprendemos y enseñamos y con las personas con quienes nos relacionamos, confiamos y creemos. Lo mejor es aprender a dudar desde niños, una duda permanente y metódica, una postura científica. No se trata de irse al extremo de no creer en nada, sino de mantener el cerebro abierto a nuevas ideas, de permitirnos evolucionar y cambiar. Conversar con personas de diferentes visiones y lograr acuerdos.
Si esos experimentos que menciona el artículo son 100% confiables y válidos y nuestro cerebro es necio por naturaleza, de pronto no tiene sentido buscar el por qué ni tratar de cambiarnos. Vamos a tener que consolarnos con la poesía y la música, como la canción El Necio de Silvio Rodriguez:
Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.