SynEntropya es un juego de palabras. Todo es un sistema y se debe pensar el todo como un todo, con su sinergia y su entropía, siempre en la búsqueda de menos entropía y más sinergia...
Había escrito en otro blog sobre la dualidad individuo y grupo, sobre la importancia de los equipos de trabajo, de los grupos de personas, en contraste con el valor de las libertades individuales. Allí citaba la Teoría del Gran Hombre de Thomas Carlyle y la crítica de Herbert Spencer. Dos fragmentos que copio a continuación para contrastar:
"Los grandes hombres no viven en vano. La historia del mundo no es sino la biografía de grandes hombres" ("No great man lives in vain. The history of the world is but the biography of great men").
"Hay que admitir que el surgimiento de un gran hombre depende de una larga sucesión de influencias complejas, producidas por su raza y la sociedad en que creció... Antes de que un hombre rehaga la sociedad, su sociedad debe hacerlo a él" ("You must admit that the genesis of a great man depends on the long series of complex influences which has produced the race in which he appears, and the social state into which that race has slowly grown.... Before he can remake his society, his society must make him").
Recordé esto porque intentaba escribir algo sobre un artículo que leí hace unos días. El artículo trataba sobre las personas que salen a vivir solas desde muy jóvenes y sobre las implicaciones de la vida solitaria. En ese artículo mencionan un proverbio sueco que me gustó: "ensam är stark" que traduce en español "el que está solo es fuerte" (en inglés "there is strength in being alone" o "alone is strong"). Hay mucho para pensar y dialogar en torno a ese proverbio...
También, posiblemente porque estos días de novena de aguinaldos nos llevan a la reflexión y a recuperar nuestra espiritualidad, recordé un pasaje bíblico que leí hace muchísimos años, cuando era adolescente, en un libro que me prestaron de Og Mandino: "No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu
Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la
diestra de mi justicia"(Isaías 41:10). En el libro de Og Mandino decía algo así como "Yo te sostengo de la mano y no dejaré que tropieces"...
Tratar de generar dinámicas que mitiguen esta soledad.
Celebrar, porque siempre hay razones con celebrar y siempre hay alguien con quién celebrar.
Tener una experiencia espiritual fuerte: recuerda que Él no te va a abandonar
La soledad y las adversidades nos hacen más fuertes. Lo importante es no permitirnos la derrota, sino continuar, insistir, no rendirse nunca. Al fin de cuentas el tiempo pasa, como dice un poema holandés que leí hace algunos años y que acabo de recordar:
...En general los años pasan igual desde Platón nada cambió...
Que la entropya de la soledad y las adversidades nos fortalezca esta navidad y nos ayude a lograr mucha synergya, para continuar adelante, para insistir en cambiarnos un poquito y en cambiar un poquito el mundo, para mejorarnos y mejorar nuestra humanidad...
Quiero referirme a esta metáfora que encontré en redes sociales hace algunos días:
Sin profundizar mucho en su origen (aquí un par de referencias de 2015 y 2018), al parecer proviene de Pam Allyn, una experta en innovación educativa y motivación: leer y escribir no pueden separarse, leer es inhalar y escribir es exhalar... son dos procesos complementarios.
Suponga que inhala o aspira aire pero no lo exhala. Inténtelo por
unos minutos, varias veces... !No se pueden separar¡ Algo similar sucede con el ejercicio de
leer sin escribir, similar, también, al ejercicio de aprender sin compartir lo aprendido o enseñarlo.
Y es que sobre estas dos actividades humanas (la lectura y la escritura) hay mucho material para leer y escribir. Por ejemplo: (i) El poema de Borges que inicia diciendo "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído". (ii) Un artículo donde se afirma que "con Borges la literatura se convierte radicalmente en la escritura de una lectura y en la lectura de una escritura". (iii) El libro ¿Por qué escribo? de Dario Botero Uribe donde aparecen frases como "...escribo para comunicarte que excepto por tu mirada, todo lo he aprendido en los libros...". (iv) Esta infografía sobre los hábitos de los escritores famosos. Y, como no hay quinto malo, (v) esta entrevista a Hector Abad Faciolince sobre su libro más reciente "Lo que fue presente", basado en sus diarios y escritos no publicados...
Esa entrevista a Hector Abad me recordó los diarios que solía llevar con mucha frecuencia hace 25 años y que con el tiempo fui dejando. Hoy por hoy mis diarios se convirtieron en notas sobre lo que leo, que después uso para escribir en mis blog. Y entonces recuerdo, también, que con frecuencia la gente me hace dos preguntas ¿por qué siempre tiene un libro con usted? ¿está leyendo ese libro? Y mi respuesta suele ser, no lo estoy leyendo, estoy escribiendo en mi blog sobre el libro, según mi libreta de notas de lo que he leído...
Definitivamente esa metáfora resultó bastante interesante y hermosa, es imposible separar la lectura y la escritura... Y por estos días llenos de tecnología e inmediatez, pienso que nuestra respiración es agitada, vamos leyendo y escribiendo a ritmos acelerados en todas las redes sociales. Muchos suspiros o gritos por minuto en Twitter, Facebook WhatsApp y todos los medios posibles. Suspiros y gritos permanentes hasta que nuestro yo más interior nos escucha, se apiada de nosotros y escribe algunos párrafos para liberarnos...
Estoy leyendo por estos días El ingenio de los pájaros, de Jennifer Ackerman. Es un libro interesante con una cantidad de nombres de pájaros y lugares que pocos podremos conocer presencialmente. A veces debemos conformarnos con las palabras. Allí se comentan situaciones reales, con evidencia, sobre aves que muestran rasgos de comportamiento inteligente o ingenioso. Dado que vivimos la era de la Inteligencia Artificial, es un libro recomendado para todos.
Portada del libro de Ackerman
Curiosamente leí también por estos días un titular de prensa, basado en un artículo científico, en el que mencionan cerdos que usan herramientas, lo cual era, hasta ahora, un rasgo de inteligencia exclusivo de primates, humanos y, según Ackerman en el libro anterior, ciertas especies de pájaros.
Mientras los científicos de la computación siguen trabajando en crear artefactos con Inteligencia Artificial (IA), los científicos naturales siguen estudiando la Inteligencia Natural. Ambas investigaciones me gustan, pero me atrae mucho más la primera y por estos días me comienza a interesar aún más la influencia de la Inteligencia Artificial en la Inteligencia Natural, algo que podría caber en el plano de las humanidades digitales.
Un caso reciente sobre la influencia de la Inteligencia Artificial en la Inteligencia Natural es la capacidad de manipulación mediática de las redes sociales y todos los medios de comunicación. El término más popular al respecto es fake news o bulo y consiste en aprovechar los algoritmos de Inteligencia Artificial para sugerir contenidos a las personas. Cuanto más la Inteligencia Natural se deja engañar, mayor es el éxito de la Inteligencia Artificial. Y aunque eso determina en parte el fracaso de la especie humana, algunos lo consideran la gran maravilla, pues hay monopolios de la economía digital y de la política que ven crecer su "patrimonio" y su "buen nombre" gracias a la IA y su capacidad para mantenernos engañados...
Regresando al libro de Ackerman, que espero finalizar en estos días, los pájaros parecen ser más inteligentes que los seres humanos, pues no se dejan engañar tan fácilmente. Faltaría probar a infiltrar un robot pájaro en los bosques y si esa Inteligencia Artificial triunfa, entonces podremos decir que fracasamos como especie...
Organizaba de nuevo mi correo electrónico de una larga lista de lecturas que voy haciendo diariamente y después me envío para luego repetirlas, guardarlas en mi espacio en Zotero y escribir o volver a pensar ellas... Dentro de esas lecturas se encuentra una estrevista a la profesora Priyamvada Natarajan, Física de la Universidad de Yale, quien pasa sus días cazando agujeros negros en el inmenso cosmos... En la entrevista dice "...Creo en una cierta humildad cósmica. Somos uno entre muchos, no somos tan especiales..."
Nacemos, vivimos y morimos. Antes de nacer y después de morir somos energía o materia en un universo gigante que poco conocemos y que un pequeño número de científicos puros intenta conocer mejor, para que otro grupo, un poco más grande, de científicos aplicados transforme nuestro planeta, para bien o para mal. Un planeta que es solo un pedacito de ese cosmos. Y entonces pienso que posiblemente nuestro planeta es único y que si no lo cuidamos se acabará y todos seremos polvo de estrellas, restos de un maravilloso mundo de miles de años que no supimos valorar y conservar... Debemos cambiar, ese es uno de mis mantras, cambiar todo lo malo, conservar todo lo bueno, cambiar incluso ese juicio de lo malo y de lo bueno...
Pienso también en la muerte, ¿cómo no hacerlo?. Con tantas muertes forzadas que vemos a diario en nuestro país, con la muerte natural, inevitable e indeseada de nuestros seres queridos o de los seres queridos de otros seres queridos... Y siento miedo, miedo a la nada, al sinsentido, un miedo que sentí de adolescente y que olvidé por muchos años pero que ahora regresa...Y no es una falta de fe en ese más allá que llaman cielo, en ese Dios que nos enseñaron y en el que depositamos a diario lo que somos... Es simplemente el miedo a que todo termine, el miedo a qué sucederá después con los seres que amamos y dejamos al morir, qué pasará con aquello que nos propusimos y no terminamos, con ese cambio que debimos conseguir o al menos suscitar... con nosotros mismos, que morimos y regresamos a ese cosmos inmenso y desconocido...
Ante ese miedo y esa tristeza no queda más remedio que seguir adelante, seguir viviendo. Esa humildad cósmica de la que habla la entrevista se resume a la canción Honrar la Vida...
Honrar la Vida
(Eladia Blázquez )
¡No! Permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
Tanta conciencia sin saber
Adormecida
Merecer la vida no es callar y consentir,
Tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!
¡No! Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical,
Más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
Y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!
En Colombia "hay un déficit de doctores". Así se titula y explica una entrevista del diario La República al actual Director de Colciencias, Diego Hernández, quien pasará a ser Ministro cuando termine la transición según la ley 1951 de 2019. Algo similar aparece en un artículo del Foro Económico Mundial, del cual extraigo la siguiente gráfica que muestra el promedio anual de graduados de doctorado (PhD) en algunos países, con corte al año 2014.
En el mismo artículo se cita un estudio de la OCDE del año 2016, donde se muestra la importancia de tener doctores (PhD) en los países, lo cual es un factor clave de éxito para el mejoramiento en educación, ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento. Además, como consecuencia, el incremento en doctores (PhD) tiene una alta correlación con el desarrollo social y económico. Precisamente por eso el gobierno de Colombia ha estado ofreciendo diversas becas (cŕedito condonable) para estudiar doctorado en el país y en el extranjero y lo seguirá haciendo, pues tiene el objetivo de mejorar ese indicador de doctores (PhD).
Pese a la importancia y necesidad urgente de seguir formando doctores, en la misma entrevista mencionada aparece como contraste una pregunta de Enrique Forero, Presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales: "¿Para qué queremos tantos doctores si no tenemos un ecosistema que los reciba?...". Así mismo, hay un análisis sobre la pertinencia personal, principalmente económica, de incursionar en estudios de doctorados en un ecosistema tan complejo y hostil como el que vive Colombia. Allí se formula otra pregunta "¿Sirve tener un doctorado (PhD) en Colombia?". Y al parecer no sirve mucho, pues el fenómeno de Cerebros Fugados sigue siendo una preocupación para el país y para toda latinoamérica.
Por todo lo anterior, cuando me preguntan ¿Y usted cuándo va a iniciar el doctorado? me surge la inquietud de cuándo cambiará el ecosistema, cuándo los que son doctores (y los que se hacen llamar así sin serlo) se decidirán a transformar realmente ese ecosistema y a rechazar todo aquello que perpetua un modelo de región y de país con poca transparencia, donde las decisiones y acciones son lentas en lugar de ágiles, donde prima una comunicación oscura y "bajo la mesa" en lugar de una toma de decisiones abierta y democrática, donde casi todo obedece a intereses particulares de unos pocos y no a estudios rigurosos y objetivos y al diálogo y la deliberación crítica y respetuosa...
La motivación para iniciar el doctorado no puede ser alejarse de ese ecosistema, pues sería simplemente aplazar para después del doctorado la denuncia permanente y los intentos constantes por cambiar, sería como renunciar a una lucha que debe darse para preparar el camino de regreso. Si el ecosistema no cambia, irse a estudiar un doctorado y regresar al mismo ecosistema sería buscar la synergya individual en un ecosistema con alta entropya, eso sería egoísta. Hay que insistir un poco más en reducir la entropya de ese ecosistema, para que el doctorado tenga sentido y genere SynEntropya.
Este tema del Ministro merece muchas reflexiones, largas y complejas:
La primera es la "titulitis", esa exagerada importancia que se da al título y que origina un mercado de títulos, incluso afectando la calidad educativa. No importa si sabe o no sabe, si hace o no hace, si hace correctamente, resolviendo problemas, generando soluciones o si hace incorrectamente, generando más problemas o perpetuando la mediocridad y el atraso. Lo que importa es que tiene título, que tiene publicaciones. Importa el indicador, cumplir con el sistema y mejorar la cuenta bancaria y el ego. Si el sistema está equivocado, eso es problema del sistema y sus dirigentes, lo importante es inflar los indicadores y así perpetuar el sistema. Hay un mural de hace unos meses que dice "Tenemos profesores con doctorado. No sabemos si son buenos profesores, pero tienen doctorado"...
En segundo lugar, consecuencia de lo anterior, hay quienes compran o inventan títulos, generando escándalos como el caso de Peñaloza, Petro, Macías y los recientes congresistas que escondieron sus hojas de vida... Parecería que el título garantiza la calidad del político y de la persona, pero la realidad es diferente...
En tercer lugar el principio ético elemental de "dar al César lo que es del César", de citar a la fuente, de escribir cosas como "...en reuniones y tertulias Pepito Pepas propuso X..." y citar a Pepito. Citar al estudiante, pues eso dignifica al profesor, en lugar de atribuirse la autoría del trabajo estudiantil. Citar el documento que se leyó y no el del amigo con el que se acordó citarse para inflar sus indicadores o el de la revista donde se quiere publicar para adular a los editores y revisores y así ser aceptado. Sobre eso de citar ya había escrito algo hace un tiempo en otro de mis blog...
En cuarto lugar, de la mano con el principio de citar, están los modelos de Derechos de Autor. El modelo clásico y cerrado, medieval, de la época de la imprenta, donde todo es cerrado y el modelo del futuro, de Open Access, de Ciencia Abierta. Precisamente porque las tesis son abiertas y públicas, los poderosos como el super ministro novato se ven sometidos a la auditoría global. Y quizás por eso muchos insisten en perpetuar el modelo viejo...
Y en quinto lugar, para terminar, aunque la lista es más larga, están los principios de transparencia, humildad y colaboración. Aceptar el error, pedir disculpas y pedir ayuda, en lugar de la soberbia y arrogancia de negarlo todo, de recurrir a una retórica engañosa y argumentar diferencias políticas, calumnia y persecución, de asumir una postura autoritaria de dios y sabio omnipotente y omnipresente. La democracia, el diálogo, la decisión racional y consensuada siempre será el camino largo y difícil, pero es largo y difícil porque no quieren, porque no les gusta, porque no les conviene...
En esa Caja de Pandora o esa Torre de Babel que llamamos Internet, todos los días aparecen curiosidades que uno va guardando y coleccionando. Una muy particular que leí en los últimos días es una Tabla Periódica de Ortografía, que es fiel al nemotécnico de cada elemento químico y le asocia un recordatorio ortográfico. Dejo aquí una copia junto a la fuente...
... convendría imprimirla para adornar un muro y recordar de vez en cuando algunos normas que muchos olvidamos, tanto al hablar como al escribir...
Por ejemplo, un error común que suelo cometer en mi lenguaje oral es el uso de "habemos", que ya alguien me ha corregido en varias ocasiones, aunque nunca se ha detenido a darme los argumentos, así que los busqué y aquí los dejo para recordarlos o encontrarlos más rápido cuando se me olvide...
Yo suelo escribir rimas, coplas especialmente, un pasatiempo heredado de mi familia, un consuelo para la vida. Y cuando algunos de mis amigos y conocidos me dicen "poeta", sonrío y los corrijo: yo soy simplemente coplero...
La lectura de ese artículo me llevó a recordar la Rima XXI de Gustavo Adolfo Bécquer, transcrita varias veces en los viejos cuadernos que guardo de mi difunto padre:
¿Qué es poesía?,
dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Que es poesía?
Leía hace unos días sobre las fotomultas en la ciudad donde vivo, Cúcuta. El artículo advertía sobre qué cuidados deberían tener los ciudadanos para evitar ser castigados con una multa. Pero resulta que las multas son, lógicamente, consecuencia de una infracción a normas elementales:
Pasar el semáforo en amarillo.
Hablar por celular mientras conduce.
No ajustarse el cinturón de seguridad.
Estacionar el vehículo en sitios no autorizados.
Pisar la senda peatonal o cebra.
Hacer cruce prohibido...
Hay mucha gente que se queja, pues está acostumbrada a incumplir la normas y además el dinero de las fotomultas parece ir a un agujero negro.
También leía sobre la internación de vehículos venezolanos. Y al igual que las fotomultas hay quejas de los ciudadanos, pues el objetivo es recaudar más impuestos. Y, al igual que con las fotomultas, en Cúcuta se acostumbraron a comprar carro extranjero barato y en muchos casos a la compra y venta informal, a veces ilegal.
En las dos situaciones, si se analiza con cuidado, si con el tiempo cambia la cultura de
incumplir las normas, posiblemente las fotomultas y la internación de vehículos dejarán de ser ese
negocio que muchos critican...
Tengo una petaquita para ir guardando las penas y pesares que estoy pasando.
Pero algún día, pero algún día, abro la petaquita, y la encuentro vacía.
La Petaquita - Violeta Parra
Cada cosa que leo, que escucho, que vivo, como dice la canción, la guardo, en mi petaquita. Soy un acumulador compulsivo de conocimiento tácito y explícito, pero acumulo temporalmente y necesito compartir para liberarme. Pero para compartir se necesita, como la canción de Roberto Carlos, un millón de amigos, un ecosistemas para el que compartir sea importante y eso no siempre se tiene...
Cuando llego al límite de ansiedad por no poder compartir entonces publico lo que escribo. Comparto con esa "nada" que es el mundo virtual generado por Internet...
En mi casa tengo muchísimas hojas y cuadernos llenos de apuntes, esa es una de mis petaquitas. De vez en cuando transcribo al computador y prometo botar a la basura esas hojas, aunque a veces la nostalgia me gana y las hojas se quedan...
En la bandeja principal de mi correo tengo muchísimos correos de mi para mi, esa es mi petaquita más habitual. Y de vez en cuando organizo esos correos en carpetas o en mi gestor de referencias y entonces escribo o guardo y acumulo...
Siempre prometo dejar la petaquita vacía y jamás volver a permitir que se llene, pero hoy es otra de las muchas veces que me incumplo esa promesa. Entonces comienzo a vaciar mi petaquita y de ahí salen pequeños escritos, de los cuales algunos los publico en mis blog y otros quedan en el olvido... Intentaré entonces cumplir esa promesa y dejar aquí como registro una entrada por cada cosa de la petaquita que vaya archivando...
"Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades" (Cien Años de Soledad, Gabo)
Fue el miércoles diecinueve (19) de septiembre de 2018, en Cartagena, en el Claustro La Merced. Era el evento anual de la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (ACOFI). Lo recuerdo muy bien, como si fuese ayer (aunque hoy es lunes). Recuerdo que, aunque llevaba mi celular, no quise tomarme una fotografía y, aunque había planeado llevar un libro para pedirle un autógrafo, dejé el libro en el hotel. En cambio, ese día me quedé con el recuerdo de su fuerte apretón de manos y de su voz diciéndome "¡muchas gracias, qué alegría y qué honor. Necesitamos más ingenieros humanistas y amantes de las letras, gracias!".
Fueron pocos minutos con él, dos o trés, quizás sólo un minuto. Pues siempre estuvo acompañado de los organizadores del evento y justo antes de iniciar el conservatorio surgió ese pequeño instante que aproveché para hablarle. Le dije que yo era de Chinácota, ese pueblo mágico que él conoció en el año 1984 (34 años atrás) y del cual escribió una columna titulada "La trampa de la nostalgia". Le conté que crecí oyéndolo por radio y que su voz me traía muchos recuerdos de mi niñez. Y le dije que su libro "La Muerte de Bolatriste" me gustaba mucho, en especial ese pasaje sobre el tiempo y los recuerdos:
"...El tiempo no pasa. Pasan los recuerdos... Después los recuerdos se vuelven mustios y por eso huelen a flor de cementerio. Se pudren uno por uno al paso de los años, con la salvedad de mis propios recuerdos, que siguen vivos, palpitan y muerden... El tiempo no existe. El tiempo es solo el hueco vacío que queda entre un recuerdo y el siguiente..."
Después comenzó el evento. Y todos escuchamos atentos muchas historias reales que inspiraron canciones y obras literarias, leyendas y mitos, tradición cultural colombiana transmitida por generaciones mediante lenguaje hablado y que luego los maestros de la literatura eternizaron en sus letras. Y todos los que escuchábamos éramos ingenieros y ese solo hecho ya era realismo mágico:
Por algún motivo ese día se me metió en la cabeza la idea de que Juan Antonio Gossaín Abdallah era Melquíades. Y prometí que escribiría algunas palabras sobre las consecuencias de conocerlo. Quizás las mismas consecuencias que narra Gabo respecto a José Arcadio Buendía: ese afán por evolucionar, esa ansiedad por cambiar las cosas, por evitar que el tiempo pase y no pase nada, por evitar que nos congelemos como estatuas. Como aparece en un fragmento de Cien Años de Soledad:
«En el mundo están ocurriendo cosas increíbles -le decía a Úrsula-. Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros.»
¿Será que la synergya para esta entropya es seguir viviendo como burros o será que es fundamental no rendirse e insistir en cambiar? Por ahora conviene releer a Cien Años de Soledad, para recordar que José Arcadio Buendía insistió en sus ideas, fundó Macondo y allí logró grandes transformaciones. Y para recordar que Melquíades "...repudiado por su tribu, desprovisto de toda facultad sobrenatural como castigo por su fidelidad a la vida, decidió refugiarse en aquel rincón del mundo todavía no descubierto por la muerte..."
Creo que ahí está la synentropya, en la "fidelidad a la vida" y la vida es cambio permanente. En cambio la muerte es la necedad de mantenerse quieto, de quedarse callado, de no hacer nada, de que pase lo mismo de siempre...
Pienso que debe ser algo muy común preguntarse a sí mismo ¿por qué soy como soy? en todos los aspectos de la vida: físicos, mentales, espirituales, culturales, etc. A mi se me ocurre a cada rato desde que tengo memoria y aunque aún no tengo una respuesta definitiva y creo que jamás la tendré, voy a seguir preguntándolo el resto de mi vida. Por hoy quiero escribir algo sobre mis respuestas a esa pregunta, motivado por algunas noticias recientes que leí y algunos recuerdos que me trajeron esas noticias.
1. Somos como somos por ser polvo de estrellas
La primera noticia corresponde a la fotografía de un agujero negro, producto del trabajo colaborativo de muchos investigadores, liderados por el astrofísico Heino Falcke. Dada la importancia de las TIC, los medios destacaron entre los investigadores a Katie Bouman, quien ayudó a crear el algoritmo que hizo posible ese gran logro. Es un logro para quienes hacen "zoom out", quienes estudian el espacio, el inmenso e infinito universo.
Uniendo la pregunta original ¿por qué soy como soy? con esta primera noticia, podríamos decir que somos polvo de estrellas, como dice la canción y como lo afirma un libro con ese mismo título. Después de la explosión inicial, del big bang, como solía afirmarlo Stephen Hawking, el Universo se expande infinitamente y en ese proceso se crean y destruyen estrellas, planetas y otros astros, como los agujeros negros: esos extraños y misteriosos objetos con gran fuerza gravitacional, que absorben todo y no dejan salir ni siquiera la luz, aunque ya los científicos los desafían tomándoles fotos. Al ser polvo de estrellas, aveces somos como estrellas e iluminamos, en ocasiones somos como planetas que necesitamos ser iluminados o incluso podríamos llegar a ser como agujeros negros.
2. Somos como somos por evolución biológica, genética, ADN
La segunda noticia es el descubrimiento de una nueva especie cercana a nosotros los Homo Sapiens: hace aproximadamente sesenta y siete mil (67.000)
años en Filipinas, según un estudio
de la revista Nature, vivieron los Homo luzonensis. Una especie que vivía en cuevas, posiblemente parecidos a los Croods de la película de DreamWorks Animation.
Fuente Sitio Web Oficial http://www.thecroodsmovie.com/
Según esta noticia y siguiendo la Teoría de Charles Darwin, somos como somos producto de una evolución permanente, producto de cruces entre muchas especies y razas. Los colombianos, por ejemplo, somos producto del cruce entre europeos y esclavos indígenas y africanos. Yo soy el producto del cruce entre mi mamá y mi papá, herederos del cruce entre mis abuelos paternos y maternos y así sucesivamente, hasta llegar a alguna pareja de cavernícolas como los Homo luzonensis.
Esta evolución o herencia biológica es posible gracias al ADN (ácido desoxirribonucleico) o en inglés DNA (Deoxyribonucleic acid). Aún recuerdo a mi profesora de noveno grado (Marleny Palacios) explicándonos en detalle esa curiosa molécula que todos los científicos estudiaban y que permitía demostrar las muchas similitudes con otros animales, como los ratones y los simios e incluso las moscas. Entonces, somos como somos porque lo heredamos biológicamente desde nuestros antepasados, desde alguna pareja de seres (o un solo ser) que los antropólogos, entre otras profesiones, siguen buscando.
Curiosamente, dentro de nuestra herencia biológica está la inteligencia, que nos permite indagar sobre nuestro pasado pero también crear nuestro futuro. Como lo dice otra noticia, según un artículo de la revista Science, ya sabemos crear ADN, algo que nos pone en la disyuntiva de comenzar a jugar a ser dioses o de seguir jugando a ser humanos, en ambos casos, sin medir las consecuencias de hacerlo o no hacerlo y de cómo hacerlo. Posiblemente la biología nos castigo al permitirnos tener más ADN de Sapiens que de Neandertal, tener más inteligencia que de humanidad y sociabilidad.
3. Somos como somos por evolución cultural, educación
La tercera noticia es un poco más antigua: la entrega del premio al mejor maestro del mundo, el Global Teacher Prize. El africano Peter Tabichi fue galardonado con este premio mundial por su historia inspiradora, al insistir en mejorar la calidad de vida desde la educación.
Esta tercera noticia me recordó una conferencia del profesor Mockus en la Universidad de Medellín. Allí plantea que somos lo que somos porque, además de la memoria genética (el ADN), tenemos una memoria humana y social: la cultura. Y esa memoria la cultivamos, mantenemos y heredemos gracias a la educación que recibimos en el hogar, en la escuela, colegio y Universidad y en el trabajo y la calle. Entonces, somos lo que somos porque nos marca la cultura y si esa cultura tiene enfermedades, igual que el ADN, heredaremos genes culturales defectuosos que nos ponen en riesgo como especie.
En ese sentido, así como nuestra genética biológica nos inclina a defendernos de unas enfermedades más que de otras y dependemos de vacunas y medicinas, en el contexto cultural pienso que no es malo que algunos procuremos generar cambios y así defendernos de "fueques", taras y todo tipo de pretextos nocivos para nuestra individualidad humana y nuestra sociedad.
Lógicamente, los cambios serán molestos para algunos, pero son necesarios, pues evolucionar y aprender es parte de nuestra naturaleza. Si hoy no vivimos en cuevas como los Homo luzonensis, tampoco tiene sentido que se impongan y eternicen malas prácticas. Y la peor de las malas prácticas es la de imponer, la de decir NO o SI sin argumentos, eso es algo que debe cambiarse, pues deben primar las decisiones razonadas y democráticas o estaríamos involucionando.
¿Y yo por qué soy como soy?
Todas estas noticias me recordaron una anécdota muy personal, que he
contado en clases a mis estudiantes pero de la que jamás he escrito ni revelado detalles: En el año 2013 leí un artículo titulado "Recuerdo de lo que somos" (también disponible aquí). Allí contaban sobre el servicio de análisis de ADN que ofrece la National Geographic. Para ese año en Colombia no estaba disponible, pero lo estuvo tres años después. Y, a riesgo de ser juzgado como esnob, aproveché una promoción y solicité el servicio.
Lo que soy según el análisis National Geographic a mi ADN
Según el análisis científico de mi ADN, soy 1.1% Neandertal, mientras el
promedio mundial es 2.1%. Y soy más Europeo (51%) que Nativo Americano
(30%) con un poco de herencia de los habitantes nativos de Asia Oriental
(10%), de los nativos de Finlandia y Siberia (6%) y un poquito de
Africano (3%). Pero con respecto al promedio de los colombianos, soy
mucho más Europeo (yo 51%, promedio 38%) y un poquito más Nativo
Americano (yo 30%, promedio 29%).
Lo más clave de mi ADN biológico es que, con respecto al promedio de los colombianos, soy un 33% muy diferente. Tendrán que culpar a la biología, a la naturaleza, a Dios, pues soy diferente y no podré cambiarlo. Y creo que tampoco quiero cambiar esa realidad, aunque ese querer depende mucho de mi ADN cultural, humano y social, de lo que espero escribir en otro momento.
Para cerrar, a fin de equilibrar toda la entropya anterior, quiero compartirles la Synergya que me trae una canción de Silvio Rodriguez, titulada "Yo soy como soy", tanto la música como la letra son SynEntropya...
Yo soy como soy (Silvio Rodríguez, 1984)
A veces siento deseos de amor y a menudo no puedo beber. Para esa hora busqué una canción con la que me entretengo la sed. Tiene delirios de la tradición y otras hierbas que suelo rumiar. Ya te la voy a cantar.
Yo soy como soy y a casi todo el mundo le pedí prestado. Yo soy como soy y a casi todo el mundo yo le tiendo mano.
Dime qué pena te puedo curar, yo quisiera también ser doctor. Sólo deseo que para tu mal tenga alivio mi vieja canción. Lo que te doy de mortal a mortal se desprende gustoso de mí. El resto espera por ti.
Sé que hay dolores que no curará ni la más esmerada canción. En todo caso te invito a llenar de optimismo ese buen corazón. Vale la pena dejar de llorar y hacer cita con el porvenir. Vale la pena vivir.
En el planeta tierra, que por ahora es el único lugar del universo que conocemos habitado por animales que hablan y piensan, tiene aproximadamente siete mil seiscientos setenta y ocho millones ciento setenta y cuatro mil seiscientos cincuenta y seis (7.678.174.656) seres hablantes y pensantes, seres humanos u "homo sapiens", ese nombre que nosotros mismos nos dimos al hablar y pensar. En este sitio web se puede consultar la pirámide y evolución año por año de la población humana, por edad, país y género biológico.
Pirámide población mundial 2019 Fuente https://www.populationpyramid.net/es/mundo/2019/
En Colombia,
aunque el DANE equivoque sus cifras por las fallas del Censo, se estima
que somos cuarenta y nueve millones ochocientos cincuenta y
seis mil treinta (49.856.030). Si calculamos cuál es la contribución porcentual de una persona a la población mundial o la de su país, el número resultante tiene ocho ceros a la izquierda antes del primer dígito significativo. Es decir, no somos un cero a la izquierda en el planeta tierra sino que somos ocho ceros a la izquierda.
Y si además contamos a las personas que ya murieron, tenemos una cifra aproximada de ciento diez mil millones (110.000.000.000). Por cada persona viva hay catorce (14) personas que ya murieron. Eso significa que los que hoy estamos vivos somos simplemente el 6.98% del total de seres humanos en toda la historia de su especie.
En conclusión, somos como el "Pedro Nadie" del que habla Piero en su canción. Y aún así unos pocos insisten en imponerse ante los demás, consideran que la ley o las armas los habilitan para demoler al prójimo, tal como se demuele un edificio, ese es el símbolo.
Pero, además, todos somos Pedro Nadie porque podemos desaparecer sin que pase nada, sin que nos busquen, sin que hagamos falta, salvo por la familia o los amigos más cercanos, que no suelen ser muchos, pues ellos también son Pedro Nadie y luchan por ser Pedro Alguien, se ven obligados a demoler al prójimo para construirse a sí mismos en su lugar.
Aquí dejo dos versiones de la canción Pedro Nadie y su letra, una versión en la voz de Piero y otra, que escuché ayer por primera vez, en la voz de Nicola di Bari.
"Pedro venía con la mañana a cuestas, pensando en la Juana para la siesta. Tenía en las manos trigo de lunes y un amor puro como la tierra (bis)...
Se saboreaba un mate largo como el viento, mi patria es el sur, contaba Pedro, soy campesino de campo ajeno tengo lo pies como el camino viejo (bis)...
Pedro Arado, Pedro Tierra, Pedro de la Juana Pedro de la Guitarra Pedro Nadie Pedro Pedro Pedro de la Guitarra Pedro Nadie Pedro Pedro.
Pedro tomaba vino, cabeza gacha, con lo ojos profundos contaba Pedro...
De la Juana, de la chacra, del arado, de la miseria (bis)
Pedro Arado, Pedro Tierra, Pedro de la Juana Pedro de la Guitarra Pedro Nadie Pedro Pedro Pedro de la Guitarra Pedro Nadie Pedro Pedro."
Fuente https://en.wikipedia.org/wiki/Fliegende_Bl%C3%A4tter#/media/File:Kaninchen_und_Ente.png Ilusión óptima anónima de 1892 en Revista Alemana Fliegende Blätter
En septiembre de 2016 escribí una nota en Facebook sobre la palabra bulo, que el Diccionario de la Real Academia de la lengua define como "noticia falsa propalada con algún fin". En aquella época la motivación fueron las mentiras que circulaban en redes sociales respecto al acuerdo de paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC. Hoy quiero releer y reescribir al respecto pues me llegó por WhatsApp una cadena titulada Futoji no Henko, que circuló por correo hace más de cinco años y que aún siguen compartiendo sin la precaución de verificar su origen y veracidad. A continuación comparto la prueba fáctica del mensaje que me llegó, sin revelar nombres de personas naturales o jurídicas.
Fuente Captura de Pantalla Grupo WhatsApp
La cadena ha tenido tal alcance que existen sitios muy formales y confiables donde la han propagado. Y no me refiero a las agencias de noticias que están a merced del "capitalismo del click y los like" sino a entidades del gobierno y la academia, como precisamente me sucedió a mi, que me llegó de un grupo de profesores universitarios. Para la muestra dejo la evidencia (respaldada en Web Archive) de las publicaciones del Ministerio de Educación Nacional y el Observatorio de Universidades.
Muchas de las ideas que aparecen en la cadena son interesantes y espero sacar el tiempo para escribir específicamente sobre su contenido. Pero mi interés en ésta entrada es la complejidad de evitar, identificar y detener los engaños, falsedades o bulos (en inglés hoax y fake news) que se vuelven verdades por la fuerza de la repetición, por la cantidad de personas que las repiten y la frecuencia con que lo hacen (como el email spam). Además, las graves consecuencias de que las mentiras se vuelvan verdades por repetición, sobre todo en un mundo que es digital, donde la mayoría de las personas leen mucho más en sus dispositivos móviles y sus redes sociales, como se puede apreciar en la Encuesta Nacional de Lectura, de la que comparto dos gráficas.
Me interesa evitar, identificar y detener los bulos porque como profesores universitarios tenemos la responsabilidad de educar y liderar cambios en la sociedad desde el rigor de la Academia. Y es muy preocupante que en un grupo de WhatsApp de profesores se propaguen bulos. Una cosa son las cadenas de chistes, mémes y críticas, que tienen un fin educativo o recreativo y otra cosa muy diferente es aceptar y propagar ciegamente las mentiras.
En ese sentido, un artículo que conviene mantener a la mano, releer, compartir, discutir y extender es ¿Cómo desmontar un bulo? Usando ciencia para explicar ciencia. Allí hay dos ideas importantes que siempre recuerdo y reescribo: "Vivimos en un mundo en el que la información disponible rebasa con creces nuestra capacidad de procesarla de forma crítica..." y "... la gente no se comporta como un ordenador donde simplemente hay que
descargar la información correcta. Los procesos cognitivos (y
emocionales) implicados en formar creencias son mucho más complicados y
variados...".
Entonces una
solución elemental es la lectura crítica, que en nuestra época implica
la verificación rigurosa de las fuentes. Un mensaje que llega por chat,
email o redes sociales y que no tiene fuentes para su verificación
merece siempre la duda metódica propuesta desde la edad media por
Descartes, lo que se supone es la base del método científico. Hay que
profundizar un poco más en la información que nos llega, "hay que moler
un poco más" solía decir un profesor de Seminario de Investigación en la
Universidad Nacional. O bien leemos más teoría o hacemos más
experimentos, pero no podemos "tragar entero" y menos "hacer que los demás traguen entero".
Y, aunque no es fácil leer todo lo que llega, debido a la inundación permanente de información y desinformación, lo mínimo que los profesores podemos hacer es evitar y denunciar los bulos. Algo difícil y costoso, pues lógicamente resulta molesto para muchos que les critiquen sus publicaciones. Pero mi posición es seguir haciéndolo y mi invitación es a que todos lo hagamos. Para eso les comparto una guía sobre cómo refutar mitos en español y en inglés, que se cita y usa en el artículo mencionado previamente. Además les comparto un paper del mismo autor de la mencionada guía.
Pero de nada sirve disponer de información confiable para combatir los bulos. Es necesario un cambio en la actitud intelectual. Al respecto quiero compartir un paper en el que mencionan que una causa para que las mentiras (fake news, hoax, spam) se propaguen es el pensamiento perezoso, más que el sesgo y la manipulación de la información. Por ejemplo, regresando al caso específico sobre Futoji no Henko y suponiendo que creemos en todo lo que leemos sin apelar a la crítica, la búsqueda elemental sobre esa expresión en bases de datos científicas no arroja resultados, lo cual ya implica dudar. Y si se busca en blog y sitios no reconocidos, fácilmente encontrarán una entrada del año 2013 que desmiente la cadena y genera la duda.
Entonces, ese pensamiento perezoso ayuda a entender el comportamiento de las personas en chat,
email o redes sociales, que comparten todo sin leer críticamente, a veces incluso sin leer. Al respecto, hay un paper muy interesante de 2016, que puede ayudar mucho en la guerra contra los bulos. Allí y en una entrevista a uno de los autores se muestra evidencia de que "las personas son más propensas a compartir un artículo que a leerlo... el típico comportamiento moderno de consumo de información, donde las personas forman su opinión con un resumen o con el resumen del resumen, sin esforzarse en profundizar". Y si nosotros recibimos mensajes basura y ayudamos a difundirlos, estamos haciendo todo lo contrario a nuestra labor de profesores, en lugar de formar con el ejemplo y liderar la reforma de nuestra sociedad, la estamos deformando.
Suelo escribir y leer mucho, cada minuto, cada hora, cada día. Pero lo que escribo son pequeños textos, como la metáfora de Twitter, un gorjeo, un pequeño canto de pájaro que pocas veces completa una canción. Escribo en todas partes: en Twitter, en Facebook, en WhatsApp o email y en borradores de mis Blog. Estos últimos se convierten en textos completos y con forma decente muy de vez en cuando, aunque el ideal y el eterno propósito es que sea a diario o por lo menos semanal.
Al finalizar el año 2008 hice el ejercicio de escribir todos los días, durante las misas de aguinaldos. La misa era a las 5 a.m. por lo que madrugaba para bañarme, preparar y tomar café y caminar un par de cuadras hasta la iglesia. Siempre estaba de regreso a casa a eso de las 6:20 a.m. Durante los nueve días, después de misa y antes de desayunar, escribí un breve resumen de la homilía con mis aportes personales.
Nunca había hecho ese ejercicio de escribir en la mañana, siempre suelo hacerlo en la noche, pues me considero noctámbulo. Pero superé la prueba, liberé mucha entropya y capté bastante synergya gracias a ese ejercicio de asistir a misa de aguinaldos y luego escribir. No obstante dejé de escribir. Y quedaron muchos pendientes, ya pasó la Navidad, llegó el Año Nuevo 2019 y han pasado catorce (14) días, contando el de hoy. Además, las vacaciones ya casi se acaban, así que es momento de volver a escribir...
...Mientras escribía los dos párrafos anteriores apareció el mono procastinador del que habla Tim Urban en su blog y que resume en su charla TED. El mono tomó el timón y me llevó por dos caminos diferentes, hasta que el monstruo del pánico (del que también habla Tim Urban) me avisó que era hora de almorzar y que pasaría el día catorce de 2019 sin terminar de escribir una entrada completa. Uno de los caminos por los que me llevó el mono procastinador fue precisamente esa palabra de moda "procastinar", que yo relaciono con dos refranes aprendidos en la escuela:
"No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"
"Por el camino del después se llega a la casa del nunca"
Leer el blog y ver la charla TED de Tim Urban me ayudó a lanzar al mono procastinador por la borda y retomar el timón. Procastinar se convierte en un sinónimo de entropya, siguiendo la filosofía de éste blog...
Dije antes que el mono procastinador me llevó por dos caminos diferentes. El primer camino fue la procastinación, algo trágico y cómico: procastiné el plan original viendo videos y leyendo sobre procastinación. El segundo camino se relaciona con la idea original que planteé en el título ¿a qué horas escribir? Pues resulta que recordé una infografía sobre los hábitos de los escritores, muchos de ellos Premio Nobel de literatura. Y luego recordé un artículo del año 2015 donde mencionan que hay dos tipos de personas, diurnos (alondras) y nocturas (buhos) y encontré otro artículo similar del año 2018, con la siguiente imagen que tomo prestada con la correspondiente citación.
Dicho esto último, para concluir, debo responder las tres preguntas formuladas en el título ¿a qué horas escribir? ¿dónde escribir? ¿sobre qué escribir?
Aunque soy buho, la vida me ha obligado a ser alondra, así que trataré de escribir en la mañana, lo más temprano posible, aunque hoy estoy finalizando en la noche.
Aunque prefiero escribir en la soledad, privacidad y tranquilidad de mi casa, ya inicia la temporada laboral, de manera que me veré forzado a intentarlo en el bullicio y la intermitencia de la oficina.
Aunque lo cotidiano y la coyuntura dan mucho tema para escribir, he procurado que mis entradas sean más cercanas a mis ideales, más trascendentales y menos pragmáticas. Tema nunca faltará, la cuestión es darle tiempo y espacio a los temas y a la escritura.
Finalmente, se me viene a la memoria un fragmento de una canción de Silvio Rodriguez: "...por aquí, por allá, por mañana, por hoy, por todo espacio, por todo tiempo..."