jueves, 25 de marzo de 2021

Happycracia

Un amigo me prestó* el libro Happycracia, de Edgar Cabanas y Eva Illouz, doctores en psicología y sociología.


Este libro me reforzó muchas ideas, visiones, posturas (digamos filosóficas) al punto de comenzar a pensar en un posible sesgo de confirmación. Pero después de una segunda lectura y de profundizar en las referencias del libro, estoy convencido de que vivimos en la era de la Happycracia: la felicidad se ha convertido en un instrumento del mercado y en el mecanismo político ideal. Y de seguir así, creo que no hay futuro para la humanidad.

No voy a reseñar el libro. Solo quiero destacar tres ideas que me parecen muy interesantes y que son parte de mi postura filosófica actual:

El cientificismo

Actualmente hay una tendencia mundial que usa la ciencia como menanismo de poder, como justificación de las decisiones y acciones que toman los poderosos. No es algo nuevo pero en la actualidad tiene máś fuerza que nunca. Básicamente se manipula la ciencia para satisfacer intereses particulares, incluso con el apoyo de personas del mundo académico.

En Happycracia se ilustra muy bien la creación de una disciplina, una infraestructura académica, una ciencia, la ciencia de la felicidad. Algo similar podría argumentarse en la tecnología, la salud y el medio ambiente, pues hay intereses económicos y  políticos, hay poderosos que buscan mostrar como científico todo lo que hacen y planean hacer. Justo antier escuché una charla titulada Conflicto de interés en la academia: la captura corporativa del conocimiento.

Mario Bunge ya había mencionado en varias ocasiones eso del cientificismo. Un error cientificista muy común es confundir la ciencia con la ingeniería, por ejemplo. Pues una cosa es intentar responder preguntas y obtener la verdad sobre el universo y otra cosa muy diferente es cambiar ese universo y dominarlo (casi siempre con fines económicos y políticos)...

Regresando a Happycracia, ahora científicamente nacemos para ser felices según la norma del mercado y si no lo conseguimos es nuestra culpa. Ya no hay problemas estructurales ni responsabilidad de los gobiernos, simplemente cada uno es responsable de lograr su felicidad... El nuevo mercado, la nueva política, la nueva religión, la nueva filosofía consisten en que cada individuo debe mantenerse en la búsqueda de su felicidad, como en la película, la cual usa el libro en su introducción. El resto de la humanidad no importa, yo debo ser feliz y la especie que se acabe...

Una filosofía invididualista que sepulta la especie

Dentro de las muchas citas del libro aparece una entrevista a Margaret Thatcher, que bien podría considerarse un punto de quiebre entre la visión colectiva de la humanidad y la visión neoliberal individualista que reina por estos tiempos:



Es innegable que nadie piensa en los demás y todos piensan únicamente en sí mismos. El altruismo ya no existe y hay quienes se burlan de los idealistas que trabajan por un futuro que no podrán ver, si es que esos idealistas existen...  En la pandemia eso se ha visto de cerca todos los días. Y en Colombia lo escuchamos por radio cada segundo y lo vemos a diario en medios e Internet: la guerra por la paz, el afán de poder y tener, individualismo y sectarismo, pero nada de visión de país, nada de trabajo colectivo y colaborativo. Eso de colectivo y colaborativo les huele (científicamente crearon ese olor) a comunismo, a castrochavismo...

El calentamiento global, la extinción de muchas especies, los problemas de salud física y mental derivados del mismo modelo de mercado que nos rige, la misma pandemia... todo es consecuencia de una visión individualista que condena a la especie a su extinción. Los más visionarios como Elon Musk y Bill Gates planean que salgamos de la tierra a buscar vida en otros planetas, como plan B si fracasamos en el intento tardío por cambiar... en realidad caminamos a un mundo cada vez más desigual y probablemente al fin de la especie.

No me canso de parafrasear a Brigitte Baptiste, quien en una charla dijo algo sobre "la nostalgia por el pasado"  y cómo esa nostalgia nos impide cambiar. Y si no cambiamos por los demás, todos desapareceremos. Y como la consigna de la happycracia es el individualismo, pues busquemos la felicidad individual y el resto de las personas que sufran su infelicidad... por negarse a seguir la norma del sistema...

Un mercado de la felicidad que manipula y daña

Las redes sociales nos permiten ver en vivo y en directo lo que es la Happycracia. Fotos y videos mostrando que son felices porque compran, porque viajan, porque tienen, porque generan tendencia... El BigData y la Inteligencia Artificial al servicio del mercado y la política para manipular. Aquel que se queja y se atreve a cuestionar o criticar es un pobre infeliz, tóxico y resentido que no sabe vivir la vida ni buscar la felicidad. Importa el yo. Y ese yo sigue la tendencia del mercado. Seguir el mercado es ser feliz. Hago lo que yo quiero, lo que a mi parece, porque ser feliz es eso, ser yo sin importar el impacto en los demás, pues el mercado es así, unos ganan y otros pierden... así es la evolución de Darwin, los que son felices según la happycracia son los que evolucionan y los demás que se extingan...

Resulta muy curioso que la Happycracia surge del cientificismo y luego la ciencia se estigmatiza porque pone en evidencia la contradicción. Si la ciencia cuestiona la happycracia, la ciencia está equivocada y el científico debe buscar un coach y apoyo sicológico, pues cuestionar es malo, pensar es malo, dudar es malo, estar en desacuerdo con el sistema es malo... lo bueno es ser feliz, porque eso dice el mercado...

Y lo peor es que en la educación pasa algo muy similar. La educación camina hacia el modelo de mercado. Los profesores siguen el modelo de indicadores que impone el mercado. Mientras tanto el mercado crea su propio negocio educativo que no incluye ni a los profesores ni a la Universidad... Entonces la educación debe cambiar. Si bien hay cosas del mercado que no podemos evitar y desde la educación debemos alínearnos, el fin de la educación es cambiar esa tendencia cientificista, individualista y utilitarista... Algo parecido a esto aparece en una serie de videos producidos en Chile que plantean la tesis de una época nihilista para la Universidad.

En fin, solo quería liberar un poco el cerebro (para ser feliz) y dejar aquí algunas ideas de las muchas que se derivan de este libro...

Hay dos videos en  Youtube donde el autor habla sobre el libro. Los dejo aquí para quienes prefieren ver y oir o aquellos que quieren fuentes adicionales...

 
 
*Recomiendo comprar el libro. A mi me lo prestaron digital, pero yo promuevo el respeto por los derechos de autor y el movimiento de acceso abierto. Gracias a mi amigo por prestarme el libro.
 


martes, 9 de marzo de 2021

"Prestamos por señas" : Un cuento viejo sobre la Confianza

El pasado sábado dije en una charla que un reto como profesores es generar confianza en el contexto de las TIC y la educación, lo cual es una tarea difícil. Cuando lo dije recordé este libro en el que leí sobre la confianza en el año 2018: ¿Cómo mejorar a Colombia? - 25 ideas para reparar el futuro, editado por el profesor Mauricio García Villegas. Yo supongo que muchas de las cosas que dije en la charla generaron confianza y uno de los organizadores tuvo la gentileza de replicar una entrada de uno de mis blog en  el Blog de la Cátedra UNESCO de Educación a Distancia (CUED) de la UNED (España).

Ayer y hoy estuve pensando nuevamente en eso de la confianza y recordé un cuento que leí muy niño (recién aprendí a leer) en una de  las revistas que heredé de mi papá, donde le publicaban sus versos (la revista es del año 1982). El cuento se titula "Prestamos por Señas" y no hay registro del autor. Inicialmente creí que era una de las crónicas del libro de Honorio Mora Sanchez, pero verifiqué y no lo es. Hoy no pude apagar el computador y busqué la revista, volví a leer el cuento, lo escaneé, lo transcribí y me dispuse a escribir estos párrafos.

Dejo a continuacion la versión escaneada y al final la transcripción. Y cierro diciendo que en esta entrada, curiosamente, se unen todos los blog que tengo (revisen los link)... Eso de la confianza tiene que ser algo clave para cambiar este mundo, eso que llamo SynEntropya...

Página 1 del cuento

Página 2 del cuento

Presentación de la Revista donde aparece el cuento


Prestamos por señas

(Revista Presencia Número 2 año 1982)

Muchos recuerdan y añoran la Chinácota de hace 40 o más años, cuando estaba en ciernes la geneneración de los que ahora son afamados profesionales, ejecutivos de éxito o prósperos comerciantes o industriales. “Piernipeludos” o volantones eran en aquella época los Villamizar Suárez, los Carrero, los Cáceres, los Leyva, los Torres Durán, los Seade, los Camargo, los Lara… y cuántos más.

Chinácota era entonces más pequeña, más aldea… pero más amable, más íntima, más cálida. Es por eso que lo que ocurría al abrigo de cuatro paredes, nimio y sin consecuencias, tomaba características de suceso desproporcionado, digno de comentarios y acomodos en muchas leguas a la redonda.

Sucedió en aquellos tiempos la anécdota que a continuación, a unos les cuento y a otros les recuerdo. Frente al parque, junto a la esquina de lo que hoy es la “Abeja de Oro”, tenía su local de compra de café don José Seade. Más abajo, donde actualmente se halla el “Cine Iscalá”, estaba “La Cosmopolita”, inmenso establecimiento comercial de don Manuel Waldo Carrero, atendido por una legión de empleados que lo mismo despachaban un litro de Brandy, una libra de alabre, un corte de soda importada, un frasco de curatina o herramientas de trabajo. Don Manuel Waldo, frente a la Caja Registradora, supervisaba la labor comercial y la clientela.

Al negocio de don José Seade llegó una mañana cierto hombre con aire de afán y le dijo: Don José, que le facilite urgentes cien pesos. Como don José lo miró con cierta desconfianza, el hombre se apresuró a decir: Como prueba de que es verdad lo que digo, asómese a la puerta que don Manuel Waldo le va a hacer la seña de que se los mande.

Por no dañar el compadrazgo y la armonía comercial que existía entre los dos patricios, don José le dio al hombre los cien pesos y salió a la puerta, aunque se demoró un poco mientras terminaba de despachara a un cliente.

El hombre llegó luego jadeante a “La Cosmopolita” y le dijo a don Manuel Waldo: que don José Seade que le mande cien pesos; los necesita urgente para completar lo de una compra de café. Y puede salir a la puerta que arriba está don José para hacerle la seña.

Casi al mismo tiempo salieron a la puerta don Manuel Waldo y don José y se hicieron la seña (lo que era usual entre ellos) que confirmaba el préstamo de los cien pesos.

Sobra decir que el diligente mandadero nadie lo conocía y nadie lo volvió a ver y que cien pesos en aquellos tiempos eran una apreciable suma.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Sobre el libro ¡Aquí no hacemos las cosas así!

El año pasado, mientras esperaba en la fila de un supermercado para pagar, estuve hojeando un libro titulado !Aquí no hacemos las cosas así¡ de John Kooter y Holger Rathgeber. Leí las dos primeras páginas y decidí comprarlo. Al llegar a casa lo leí sin detenerme. Hay varias cosas interesantes sobre es libro que me gustaría escribir:

Me gustaron mucho las ilustraciones del libro, el cual usa las comunidades de suricatas como metáfora para hablar sobre el liderazgo y la gestión de las organizaciones en el contexto actual de cambios acelerados, profundos, permanentes y a veces abruptos.

 


Como lo muestra la imagen anterior, ante el cambio siempre existirá rechazo, miedo, disgusto, indiferencia, inconformidad, etcétera. Es el dilema eterno entre el statu quo y lo nuevo, que no debería generar peleas sino debate, acuerdos, compromisos y acciones.

La posibilidad de dar ese debate y de reconocer y permitir los cambios depende mucho de la estructura de las organizaciones, de su cultura y en general, de la política, del ejercicio del poder. El libro muestra dos comunidades de suricatas, cada una con modelos diferentes: La primera rígida y conservadora, orientada a la gestión, las jerarquías, los procedimientos y, en general, la burocracia, con muy poco espacio para el cambio y la evolución.

 La segunda más flexible y liberal, orientada al liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo, con más libertades para proponer, cambiar y evolucionar, aunque no del todo. Al fin de cuentas la primera ley de Newton sigue vigente para casi todo en la tierra y la inercia es el  estado natural de las cosas.


Me gustó mucho la trama del libro, que pone en la vida de las suricatas ese escenario que muchos hemos vivido cuando nos dicen !Aquí no hacemos las cosas así¡ o !Aquí siempre hemos hecho las cosas así¡  Además, deja clara la importancia tanto de la disciplina burocrática como de la libertad del liderazgo. La necesidad de mecanismos rigurosos como los organigramas y los procedimientos, así como mecanismos flexibles para deliberar, como los comités.

En el libro, aquellas suricatas que insistían en el cambio tuvieron que salir de su comunidad y enseñar y aprender sobre el cambio por fuera, para luego regresar y convencer a su comunidad, aunque no estan fácil como parece. Al final, la conclusión era evidente desde el principio. Siempre se requiere un equilibrio, una visión más holística o sistémica, se requiere la sinergia entre diferentes visiones, modelos o posiciones (y oposiciones). Y hay que recordar que la sinergia va mucho más allá de juntar o sumar las partes.

 


Hay una frase a mitad del libro que resume mucho el aprendizaje de las suricatas que salieron de su comunidad y de lo que es el libro en sí mismo:

"...Sobre el ejercicio del poder desde cualquier posición, sobre la pasión, la visión, el voluntariado y la creatividad... Sobre cómo es posible afrontar desafíos completamente nuevos y desconocidos con una rapidez asombrosa..."
Lograr los cambios tiene mucha relación con el ejercicio del poder, con la visión y pasión de las personas, en todos los ámbitos, contextos y niveles. La pasión es quizás algo muy importante para el cambio. Que la llama de  la pasión no muera es clave para no caer en la conformidad y el conservadurismo, que a veces nos condena a la desigualdad, la obsolescencia y la mediocridad. La visión es aún más relevante. A veces el problema es que no hay visión prospectiva ni perspectiva sino simple retrospectiva, anclados en la nostalgia del pasado la visión es mantenerse igual, sin cambios, aunque el mundo indique que si no se cambia se acaba todo. Pero aunque se tengan visión y pasión, sin poder es imposible que los cambios se logren, sobre todo en contextos conservadores.

Muchos consideran que es bueno esperar y que los cambios se darán posteriormente, que no hay que forzar las cosas pues al chocar con los poderosos siempre se pierde.  Por eso la pasión y la visión son claves y es algo que los líderes jamás olvidan. Pero el  liderazgo en sí mismo es insuficiente sin el poder y el poder (ya lo dijo Foucault) está en las pequeñas disciplinas, en las prácticas, en eso que llaman la gestión y que a veces se interpreta como repetir recetas, pero es otra cosa muy diferente...

Al final el libro abandona la metáfora de las suricatas y regresa a la teoría administrativa. Resume muchas de las ideas en un cuadro que procura un equilibrio entre los dos modelos clásicos de organizaciones, el modelo del liderazgo, trabajo en equipo, comunicación, debates y acuerdos y el modelo burocrático y rígido.


Siguiendo el cuadro que propone el libro, pienso que la realidad es otra y no es posible ubicarse en un cuadrante sino en el centro. Y más allá, pienso que es clave la conversación, el diálogo, el debate de argumentos y los hechos, las acciones, la demostración de lo que se hace...

En general este libro me resultó un buen pasatiempo y un buen filtro para muchas de mis ideas y acciones diarias, me generó mucha sinergia, drenó mi entropía pues refuerza muchas de mis posturas y me motiva a mantenerme firme en la insistencia por cambios y la convicción de que esos cambios no riñen con el statu quo sino que ayudan resolver problemas derivados de ese statu quo...

Confío en que muy pronto se logre pasar de !Aquí no hacemos las cosas así¡ a ¡Evaluemos y probemos todas las alternativas, ojalá juntos!...

miércoles, 20 de enero de 2021

Vigilar y Castigar - Foucault

Durante muchos años aplacé la lectura de Foucault. Si mi memoria no falla, fue desde una tarde de 1997, cuando escuché en la UFPS al profesor Adolfo Ibarra repetir muchas veces "Las palabras y las cosas". En alguna ocasión comencé ese libro en formato digital, pero lo abandoné. Sigo prefiriendo los libros físicos, pese a que soy promotor y formador (y también crítico) de lo digital. Incluso, hay libros digitales que he impreso para leerlos. Posiblemente no estaba preparado para Foucault, hasta hace unas semanas que me regalaron una versión impresa de Vigilar y Castigar y no paré de leerlo. Cada oración, cada párrafo y el estilo de la escritura me confirmaron experiencias, ideas, hipótesis, creencias y me recordaron otras lecturas.

El subtítulo de Vigilar y Castigar es "nacimiento de la prisión", pero pienso que es mucho más que eso. No es simplemente un texto histórico o una genealogía, no es solo un ensayo sobre los mecanismos de represión, vigilancia y castigo. En realidad, es un ensayo sobre cómo funciona el poder (o mejor las redes de poder), sobre su capacidad para obrar disfrazado, manipulando los detalles para normalizar y excluir la diferencia, vigilando y castigando no para corregir sino para administrar los ilegalismos. Los detalles históricos del libro son evidencia innegable, respaldo fáctico y documental de que, en esencia, muy poco ha cambiado durante siglos en materia del poder...

Mi conclusión del libro (muy personal) es que toda nuestra sociedad funciona como una prisión o mejor, como el ideal de una prisión. Son abundantes las comparaciones (y evidencia) con la escuela,  el hospital, la fábrica, el cuartel, el convento y hasta la familia. En estas pequeñas instituciones se aprecian las jerarquías, los rangos, la disciplina, la vigilancia, el castigo y hasta el suplicio. Eso de "humanidad" es meramente una palabra suave y bonita para nombrar la realidad, para nombrar la estrategia, táctica y mecanismos de las redes de poder...

El libro se organiza en cuatro (4) partes con diez (10) capítulos: (i) suplicio (capítulos 1 y 2), (ii) castigo (capítulos 3 y 4), (iii) disciplina (capítulos 5, 6 y 7) y (iv) prisión (capítulos 8, 9 y 10). En la versión física subrayé un montón de ideas y cada vez que releo subrayo y escribo notas al margen. Pues todo el libro contiene una cantidad de hechos (realidades) y argumentos que siguen vigentes y que nos ayudan a comprender y a manejar la complejidad del poder...

No soy filósofo ni pretendo serlo. Tampoco soy sociólogo, antropólogo, ni político y mucho menos escritor o crítico literario. Simplemente me gusta leer y escribir sobre lo que leo. Y por el interés que me generó este libro, quiero transcribir y comentar algunas ideas, a las cuales es muy seguro que regresaré a futuro en muchas ocasiones... Y como una imagen vale más que mil palabras, esta ilustración, que aparece al final del libro, dice muchísimo...

Ilustración citada en el libro. Referencia la obra de Nicolas Andry sobre la Ortopedia

 

I. Suplicio

Mi primer contacto con la palabra suplicio tiene origen familiar y religioso. Mi mamá solía usar esa palabra cuando quería expresar su molestia o dolor por algo: "Ay Dios mío, qué suplicio" era su expresión, que ya no usa... Siempre que le preguntábamos a mi mamá por una palabra, nos decía "busque en el diccionario" y allí buscábamos. Recuerdo que teníamos un Diccionario Aristos antiguo, una edición parecida a esta que hay en Web Archive, que con el tiempo se deterioró y que a hoy está perdida (algún dia he de rescatar una edición de esas).

Cuando el diccionario no era suficiente para saciar nuestra curiosidad, mi mamá nos remitía a algun libro. Y el libro con más ilustraciones de suplicios es la Historia Sagrada: los azotes a Jesús, la corona de espinas, el camino al calvario, la crucifixión...  Y en las clases de catequesis y en la misa siempre oí la expresión "mortificar el cuerpo para salvar el alma"...

Hablar de suplicios y castigos implica remitirse a las leyes (normas). A través de toda la historia el hombre ha creado leyes y el irrespeto a estas se considera un delito y es un problema que se resuelve con un castigo. Los delitos y los castigos aparecen detallados en las normas, como se puede apreciar en dos ejemplos antiguos: la Biblia y el Código de Hammurabi (para no citar las extensas normas actuales).

Fragmento de la Biblia, Levítico 5

Fragmento Código de Hammurabi
 

En la antigüedad, cuanto más severo y cruel el castigo, mucho mejor para todos, al punto de imponer el suplicio, el peor de los castigos, lo más parecido a eso que la religión enseñaba como el infierno, un castigo permanente, sin fin y muy doloroso. Y el suplicio era lo acostumbrado en Europa, en especial Francia, durante los siglos a los que se refiere Foucault en su libro (XVI al XIX). Posiblemente el suplicio es una herencia de la Inquisición (o mucho antes) y fue cambiando durante la Edad Media y luego con la llegada de la modernidad, hasta el establecimiento de la prisión. Parte de esa evolución es narrada por Foucault.

En Vigilar y Castigar se inicia citando el caso de Damiens, un condenado al suplicio en el año 1757. Los detalles que narra Foucault son mejores que cualquier efecto visual de película o cualquier artificio de la realidad virtual de nuestros tiempos: 

"...se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento..."

Lo más interesante en esta primera parte es que Foucault expone el suplicio como un mecanismo de poder, como un procedimiento que demuestra al pueblo el poder de castigar cuando se viola la norma, pues el delito se convierte en un acto de guerra, en una insurrección o sublevación que no puede permitirse. El poder es tan grande que se puede ejercer como suplicio sobre el cuerpo de quien comete un delito, como si el cuerpo fuese propiedad del poderoso. De ahí que el primer capítulo se titule "El cuerpo de los condenados".

También se muestran detalles sobre la injusticia del suplicio, usado en muchas ocasiones para lograr una confesión del delincuente, como mecanismo para obtener la verdad y como instrumento para que la atrocidad del delito se manifieste en el castigo y el delincuente reciba el mismo sufrimiento que causó al delinquir.

Además de la crueldad del suplicio, se generaba todo un espectáculo público, para diversión del pueblo o para atemorizarlo y enseñarle que la norma debe cumplirse, so pena de recibir el mismo destino. También, como una manera de mostrar a todos la grandeza del poderoso, su infinito poder de hacer sufrir a quien se salga de la norma, de los límites ordenados. De ahí que el segundo capítulo se titule "La resonancia de los suplicios".

Esta primera parte, el libro muestra muchos detalles sobre la crueldad (maldad) de lo que le sucedía a un delincuente (o a un inocente caído en desgracia ante los poderosos). También muestra la corrupción o abusos de poder y enfatiza sobre lo equivocado del suplicio como un instrumento de poder sobre el cuerpo y sobre su fracaso como medida para enfrenta el delito. En su lugar, propone no mortificar el cuerpo sino el alma, no castigar sino corregir. A partir de ahí enfatiza sobre las demandas de unos e iniciativas de otros para cambiar los castigos y acabar con el suplicio, dando así paso a la parte II.

A continuación algunas citas que destaco de la parte I:

"Es feo ser digno de castigo, pero poco glorioso castigar"

"El psicólogo pulula como un modesto funcionario de la ortopedia moral"

"Que el castigo, si se me permite hablar así, caiga sobre el alma más que sobre el cuerpo"

"El cadalso no pierde su presa"

II. Castigo

La parte II explica por qué fracasa el suplicio y debe cambiarse por otros castigos menos crueles. Deja claro que la abolición del suplicio no es por un cambio filosófico y de pensamiento hacia el humanismo, sino una estrategia de poder, una tecnología y economía del poder. Sencíllamente, no se trata de evitar el delito ni de corregir, no se trata de las personas, se trata de mantener el poder en una red de poderosos y de ejercer ese poder.

Todo poder degrada en corrupción y esto se refleja en algo que Foucault llama "pequeños ilegalismos":

"En suma, el juego recíproco de los ilegalismos formaba parte de la vida política y económica de la sociedad"

A veces los ilegalismos aparecen como una mera exención, como un privilegio a determinados individuos o grupos. Estas exepciones a las normas son simplemente un mecanismo de poder. Y aquellos que no tenían privilegios (porque no eran poderosos), lograban en ocasiones acceder a los ilegalismos por la fuerza y por obstinación. En consecuencia, se generó una cultura de tolerancia y estímulo a los ilegalismos que obligó a un cambio en el sistema.

En la búsqueda de nuevos castigos y de acabar el suplicio, surgieron diferentes corrientes de pensamiento y propuestas de cambio. Todas estas propuestas implicaban un Castigo Generalizado (título del capítulo 3), con el fin de aplicar siempre el mismo castigo al mismo delito y conseguir que la severidad del castigo fuese consistente con la gravedad del delito. Además, con el fin de evaluar si el castigo está generando cambios en el delincuente que ameriten reducir su pena de manera gradual. Básicamente se persigue una taxonomía (llevar a lo judicial lo que hizo Linneo​ en el mundo natural) de delitos y castigos que se puedan aplicar de manera general y no personalizada. Un sistema más justo y menos cruel que los suplicios.

Esto lleva a una reducción en la crueldad de los castigos y a una cultura de corregir (una ortopedia moral), por lo que el capítulo 4 se llama La benignidad de las penas. Y Foucault insiste mucho en que el humanismo no es la corriente de pensamiento que impulsó esos cambios jurídicos, esa humanización de los castigos y desaparición del suplicio. En realidad, puesto que el suplicio era una forma de tiranía, una degradación del poder y puesto que los delitos aumentaban y la población aumentaba, se podría generar la sublevación de las masas y el poder quedaba en riesgo. Era necesario un cambio, era necesario "administrar los ilegalismos", es decir, no se trata de combatir el delito y la corrupción sino de administrarla a conveniencia del poderoso.

El cambio fue muy inteligente. El suplicio era una forma de venganza, un castigo del rey poderoso (Foucault lo llama el soberano), un mecanismo para combatir la sublevación, la anarquía, la osadía de contrariar las leyes, el irrespeto de obrar diferente cuando el mandato es normalizar. Desde esta perspectiva el castigo era malo, era costoso en lo político y lo económico y no ayudaba en nada al sistema de poder.

El cambio consistió en mostrar al soberano como un ser benevolente, benigno, misericordioso, respetuoso del cuerpo y del alma, moralista, místico, un dios... Y el delito y el delincuente se muestran como una amenaza para toda la sociedad. Quien comete un delito ataca a toda la sociedad y quien castiga ese delito está defendiendo a toda la sociedad. De esa manera el que castiga es un defensor, un salvador y obra como un educador que corrige al delicuente, como un ortopedista que corrige una mala postura moral. De esta manera se pasa del suplicio al castigo correctivo, lo que conlleva a la disciplina y la vigilancia (partes III y IV).

A continuación algunas citas de la parte II:

"...Siempre que se reúna en un mismo lugar una gran cantidad de obreros, habrá entre ellos necesariamente muchos bribones..."

"...Hay que concebir un sistema penal como un aparato para administrar diferencialmente los ilegalismos, y no, en modo alguno, para suprimirlos todos..."

"Todo malhechor, que ataca el derecho social, se convierte, por sus crímenes, en rebelde y traidor a la patria...El derecho de castigar ha sido trasladado de la venganza del soberano a la defensa de la sociedad..."

"Humanidad es el nombre respetuoso que se da a esta economía y a sus cálculos minuciosos..."

"...Se trata de constituir un Linneo de los crímenes y de las penas, de manera que cada infracción particular, y cada individuo punible, puedan caer sin arbitrariedad alguna bajo el peso de una ley general..." 

"...Contra una mala pasión, una buena costumbre; contra una fuerza, otra fuerza, pero se trata de la propia de la sensibilidad y de la pasión, no de las del poder con sus armas..."

"...Que los castigos sean una escuela más que una fiesta; un libro siempre abierto antes que una ceremonia..."

"...Dolores para quienes han sido feroces, trabajo para quienes han sido perezosos, infamia para aquellos cuya alma está degradada..."

"...Se aduce la razón de que la ociosidad es la causa general de la mayoría de los delitos..."

"...La prisión, aparato administrativo, será al mismo tiempo una máquina de modificar los espíritus..."

Pienso que esta última cita que sigue resume todo el libro y encierra una realidad compleja y terrible respecto al poder y el saber y su evolución hasta nuestros días:

"...Un déspota imbécil puede obligar a unos esclavos con unas cadenas de hierro; pero un verdadero político ata mucho más fuertemente por la cadena de sus propias ideas. Sujeta el primer cabo al plano fijo de la razón; lazo tanto más fuerte cuanto que ignoramos su textura y lo creemos obra nuestra; la desesperación y el tiempo destruyen los vínculos de hierro y de acero, pero no pueden nada contra la unión habitual de las ideas, no hacen sino estrecharla más; y sobre las flojas fibras del cerebro se asienta la base inquebrantable de los Imperios más sólidos..."

Las partes I y II estremecen el cuerpo y el alma y estimulan el pensamiento, el intelecto, para enfrentarnos a la parte III, que desafía y hace tambalear todo el sistema de creencias y conocimientos sobre el humanismo y nos revela una realidad evidente pero oculta en el sistema de poder y saber de nuestra sociedad...


III. Disciplina

Esta tercera parte me trajo un recuerdo de la niñez. Tenía yo seis (6) años cuando iniciaba la escuela y madrugamos a la primera clase, sin saber que nos correspondía en la jornada de la tarde. Cuando llegamos a la escuela ya estaban todos formados y desde la entrada se veía a los estudiantes más grandes, los de quinto grado. La formación era como un cuartel y era igual que los desfiles de las bandas marciales en ferias e igual que los desfiles de nazarenos en Semana Santa. Y todos eran iguales, salvo por sus rostros, pues el uniforme los hace ver todos iguales.

La postura del cuerpo, la manera de caminar, las técnicas de caligrafía, la forma de vestir, los horarios, los ejercicios, las rutinas, los tiempos para esas rutinas, las jerarquías, el lugar, orden y modo de las cosas... todo eso es la disciplina... Como en un viejo libro de la escuela, sin nombre: "un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar"

El capítulo 8 se llama Los cuerpos dóciles y trata sobre el control minucioso, el ejercicio de pequeñas fuerzas o pequeños poderes sobre muy pequeños detalles que al juntarse consiguen la docilidad y utilidad de las personas. La disciplina estandariza, normaliza. Es una máquina que crea un ejército al servicio del poder, pero que no podrá nunca derrocarlo, pues logra minimizar el poder individual y maximizar el poder de todo el conjunto a favor de quien ejerce la disciplina.

La disciplina es diferente de la exclavitud, la servidumbre, el vasallaje y el ascetismo, pero logra resultados similares. El recluta no es un esclavo de su superior, pero le obedece, respeta y secunda. En las diferentes jerarquías de la sociedad, la disciplina consigue el respeto, temor y el sostenimiento de un sistema de poder, pero sin ejercer ese poder como propiedad o fuerza sino manipulando finos hilos, detalles invisibles, toda una "microfísica del poder", toda una "anatomía política del detalle".

Entonces los detalles son claves para la disciplina. Yo había escuchado el refrán que dice "el diablo está los detalles" pero en este libro se cita muchísimas veces a Juan Bautista de La Salle (entre otros) para referirse a la importancia que tienen los detalles en el ejercicio del poder:

"...Aunque quienes se ocupan de los detalles son considerados como personas limitadas, me parece, sin embargo, que este aspecto es esencial, porque es el fundamento, y porque es imposible levantar ningún edificio ni establecer método alguno sin contar con sus principios. No basta tener afición a la arquitectura. Hay que conocer el corte de las piedras..." [Maréchal de Saxe]
"...¡Cuan peligroso es no hacer caso de las cosas pequeñas! Una reflexión muy consoladora para un alma como la mía, poco capaz de grandes acciones, es pensar que la fidelidad a las cosas pequeñas puede elevarnos, por un progreso insensible, a la santidad más eminente; porque las cosas pequeñas disponen para las grandes... Cosas pequeñas, se dirá, ¡ay, Dios mío!, ¿qué podemos hacer que sea grande para vos, siendo como somos, criaturas débiles y mortales? Cosas pequeñas; si las grandes se presentan, ¿las practicaríamos? ¿No las creeríamos por encima de nuestras fuerzas? Cosas pequeñas; ¿y si Dios las acepta y tiene a bien recibirlas como grandes? Cosas pequeñas; ¿se ha experimentado? ¿Se juzga de acuerdo con la experiencia? Cosas pequeñas; ¿se es tan culpable, si considerándolas tales, nos negamos a ellas? Cosas pequeñas; ¡ellas son, sin embargo, las que a la larga han formado grandes santos! Sí, cosas pequeñas; pero grandes móviles, grandes sentimientos, gran fervor, gran ardor, y, por consiguiente, grandes méritos, grandes tesoros, grandes recompensas..." [Juan Bautista de la Salle]
Además de los detalles, otro aspecto relevante de la disciplina es el cuadro (la cuadrícula):
"...La primera de las grandes operaciones de la disciplina es, pues, la constitución de "cuadros vivos" que trasforman las multitudes confusas, inútiles o peligrosas, en multiplicidades ordenadas. La constitución de "cuadros" ha sido uno de los grandes problemas de ta tecnología científica, política y económica del siglo XVIII..."

"...Se trata de organizar lo múltiple, de procurarse un instrumento para recorrerlo y dominarlo; se trata de imponerle un "orden"..."
En el sistema de poder, la disciplina opera como una máquina capaz de moldear, de normalizar a todos los individuos según se requiera. El mundo es una cuadrícula gigante y cada uno de nosotros somos piezas idénticas que articuladas (disciplinadas o articuladas por la disciplina) sostienen un complejo sistema donde pocos poderosos deciden nuestro destino:
"...En resumen, puede decirse que la disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla cuatro tipos de individualidad, o más bien una individualidad que está dotada de cuatro características: es celular (por el juego de la distribución espacial), es orgánica (por el cifrado de las actividades), es genética (por la acumulación del tiempo), es combinatoria (por la composición de fuerzas)..."
Y Foucault deja claro que la disciplina y su papel en el ejercicio del poder tiene origen en la guerra y en lo militar y no tanto en los grandes pensadores, filósofos y eruditos. Básicamente somos una sociedad fundada bajo la premisa de la guerra y todo el ejercicio del poder sigue esa herencia:
"...Es posible que la guerra como estrategia sea la continuación de la política. Pero no hay que olvidar que la "política" ha sido concebida como la continuación, si no exacta y directamente de la guerra, al menos del modelo militar como medio fundamental para prevenir la alteración civil. La política, como técnica de la paz y del orden internos, ha tratado de utilizar el dispositivo del ejército perfecto, de la masa disciplinada, de la tropa dócil y útil, del regimiento en el campo y en los campos, en la maniobra y en el ejercicio..."
"Los historiadores de las ideas atribuyen fácilmente a los filósofos y a los juristas del siglo XVIII el sueño de una sociedad perfecta; pero ha habido también un sueño militar de la sociedad; su referencia fundamental se hallaba no en el estado de naturaleza, sino en los engranajes cuidadosamente subordinados de una máquina, no en el contrato primitivo, sino en las coerciones permanentes, no en los derechos fundamentales, sino en la educación y formación indefinidamente progresivos, no en la voluntad general, sino en la docilidad automática."
Yo solía decir "no estamos en el ejército, esto no es un régimen castrense" al cuestionar u oponerme a imposiciones absurdas o no debatidas previamente con los involucrados. Era esa mi idea de la liberdad y la democracia. Pero leyendo a Foucault encuentro que nuestra sociedad es eso. En lugar de ciudadanos somos células,  átomos, pequeñas estructuras disciplinadas desde el hogar y la escuela para mantener un sistema de poder que lleva siglos... La aparente libertad y democracia en que vivimos se sostiene en la misma disciplina sobre la que descansa el poder que nos oprime...

Y lo dice textualmente el capítulo 6 cuando habla de "Los medios del buen encauzamiento":

"...El poder disciplinario, en efecto, es un poder que, en lugar de sacar y de retirar, tiene como función principal la de "enderezar conductas"; o sin duda, de hacer esto para retirar mejor y sacar más. No encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace de manera que a la vez pueda multiplicarlas y usarlas. En lugar de plegar uniformemente y en masa todo lo que le está sometido, separa, analiza, diferencia, lleva sus procedimientos de descomposición hasta las singularidades necesarias y suficientes. "Encauza" las multitudes móviles, confusas, inútiles de cuerpos y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales —pequeñas células separadas, autonomías orgánicas, identidades y continuidades genéticas, segmentos combinatorios."
"La disciplina "fabrica" individuos; es la técnica específica de un poder que se da los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante que a partir de su propio exceso pueda fiarse en su superpotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona según el modelo de una economía calculada pero permanente. Humildes modalidades, procedimientos menores, si se comparan con los rituales majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado. Y son ellos precisamente los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a modificar sus mecanismos y a imponer sus procedimientos..."
En todo el capítulo 6 Foucault nos muestra la disciplina en el contexto de la educación, de la pedagogía. Sobre todo cuando habla del examen y del registro documental de todos los detalles y explica su presencia en todos los ámbitos: en el hospital, en la escuela, en el ejército, en los monasterios... La disciplina es "una máquina pedagógica" que encauza la conducta:
"...Educar cuerpos vigorosos, imperativo de salud; obtener oficiales competentes, imperativo de calidad; formar militares obedientes, imperativo político; prevenir el libertinaje y la homosexualidad, imperativo de moralidad..."
Posiblemente en otro momento me refiera con mayor detalle al subcapítulo del examen, por su relación con la educación y la ciencia...
"...El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad..."

La parte III cierra con el capítulo 7 El Panoptismo. La idea de El Panóptico como la prision (y la sociedad) perfecta: vigilancia omnipresente y omnipotente, disciplina total, una máquina controlada al detalle que opera con el esfuerzo en conjunto de cada individuo y que se rige por las leyes que establecen los poderosos. Sabemos y aceptamos que estamos vigilados, aunque no podemos ver a quien nos vigila. Y sabemos y aceptamos que si nuestra conducta es contraria a la norma seremos castigados por quien nos vigila. Entonces actuamos según la norma (o simulamos hacerlo), pues vivimos en una prisión panóptica en la que no podemos ocultar nada de lo que hacemos.

No escribiré mucho sonbre el panoptismo. Me limitaré a decir que las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) se han convertido en ese sueño del panóptico, aunque posiblemente esté fracasando y generando un monstruo mucho más complejo y peligroso. Esto nos pone en un dilema ético a quienes trabajamos con TIC...

 

Fuente https://www.nytimes.com/2013/07/21/books/review/the-panopticon-by-jenni-fagan.html

Cierro esta parte con algunas citas del capítulo 7 sobre el panoptismo:

"...Pero lo propio de las disciplinas es que intentan definir respecto de las multiplicidades una táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos costoso posible (económicamente, por el escaso gasto que acarrea; políticamente por su discreción, su poca exteriorización, su relativa invisibilidad, la escasa resistencia que suscita), hacer que los efectos de este poder social alcancen su máximo de intensidad y se extiendan lo más lejos posible, sin fracaso ni laguna; ligar en fin este crecimiento "económico" del poder y el rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce (ya sean los aparatos pedagógicos, militares, industriales, médicos), en suma aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de todos los elementos del sistema..."
"...Las disciplinas sustituyen el viejo principio "exacción-violencia" que regía la economía del poder, por el principio "suavidad-producción-provecho". Se utilizan como técnicas que permiten ajustar, según este principio, la multiplicidad de los hombres y la multiplicación de los aparatos de producción (y por esto hay que entender no sólo "producción" propiamente dicha, sino la producción de saber y de aptitudes en la escuela, la producción de salud en los hospitales, la producción de fuerza destructora con el ejército)..."
"...En una palabra, las disciplinas son el conjunto de las minúsculas invenciones técnicas que han permitido hacer que crezca la magnitud útil de las multiplicidades haciendo decrecer los inconvenientes del poder que, para hacerlos justamente útiles, debe regirlas. Una multiplicidad, ya sea un taller o una nación, un ejército o una escuela, alcanza el umbral de la disciplina cuando la relación de una a otra llega a ser favorable..."
"...la disciplina es el procedimiento técnico unitario por el cual la fuerza del cuerpo está con el menor gasto reducida como fuerza "política", y maximizada como fuerza útil..."

 

IV. Prisión

La última parte del  libro presenta todos los detalles sobre el concepto ideal de una prisión, de la mano con el ideal del panoptismo que conjuga la disciplina, la vigilancia y el castigo. Lo que más me cautivó de esta parte es que dedica un capítulo completo a los ilegalismos y enfatiza el fracaso de la prisión y la realidad del poder (y el saber) como único eje de la sociedad actual (pues poco ha cambiado a mi parecer).

Voy a limitarme a transcribir algunas citas de cada capítulo para pasar a concluir y cerrar esta larga entrada, que me ayudó un poco a consolidar las ideas de este primer encuentro con Foucault.

"...La prisión: un cuartel un tanto estricto, una escuela sin indulgencia, un taller sombrío; pero, en el límite, nada de cualitativamente distinto..."

"...Sumido en la soledad, el recluso reflexiona. Sólo en presencia de su crimen, aprende a odiarlo, y si su alma no está todavía estragada por el mal, será en el aislamiento donde el remordimiento vendrá a asaltarlo..."

"...El aislamiento asegura el coloquio a solas entre el detenido y el poder que se ejerce sobre él..."

"...Solo en su celda, el detenido queda entregado a sí mismo; en el silencio de sus pasiones y del mundo que lo rodea, desciende a lo profundo de su conciencia, la interroga y siente despertarse el sentimiento moral que no perece jamás por completo en el corazón del hombre..."

"...La prisión no es un taller; es —es preciso que sea en sí misma— una máquina de la que los detenidos-obreros son a la vez los engranajes y los productos; la máquina los "ocupa" y esto "continuamente, así sea tan sólo con el fin de llenar su tiempo. Cuando el cuerpo se agita, cuando el ánimo se aplica a un objeto determinado, las ideas importunas se alejan, el sosiego renace en el alma..."

"...hay que asombrarse de que desde hace 150 años la proclamación del fracaso de la prisión haya ido siempre acompañada de su mantenimiento..."

 "...Sería preciso entonces suponer que la prisión, y de una manera general los castigos, no están destinados a suprimir las infracciones; sino más bien a distinguirlas, a distribuirlas, a utilizarlas; que tienden no tanto a volver dóciles a quienes están dispuestos a transgredir las leyes, sino que tienden a organizar la trasgresión de las leyes en una táctica general de sometimientos. La penalidad sería entonces una manera de administrar los ilegalismos, de trazar límites de tolerancia, de dar cierto campo de libertad a algunos, y hacer presión sobre otros, de excluir a una parte y hacer útil a otra; de neutralizar a éstos, de sacar provecho de aquellos. En suma, la penalidad no "reprimiría" pura y simplemente los ilegalismos; los "diferenciaría", aseguraría su "economía" general. Y si se puede hablar de una justicia de clase no es sólo porque la ley misma o la manera de aplicarla sirvan los intereses de una clase, es porque toda la gestión diferencial de los ilegalismos por la mediación de la penalidad forma parte de esos mecanismos de dominación. Hay que reintegrar los castigos legales a su lugar dentro de una estrategia legal de los ilegalismos. El "fracaso" de la prisión puede comprenderse sin duda a partir de ahí..."

"...El punto de origen de la delincuencia no lo asignan al individuo criminal (que no es otra cosa que la ocasión o la primera víctima), sino a la sociedad: "El hombre que nos da la muerte no es libre de no dárnosla. La culpable es la sociedad, o para estar más en lo cierto es la mala organización social..."

"...¿Cuál es su profesión? Esta pregunta es la expresión más simple del orden que se establece en la sociedad; la vagancia le repugna y la perturba; es preciso tener una profesión estable, continua, de larga duración, pensamientos de porvenir, de establecimiento futuro, para tranquilizarla contra todo ataque." Es preciso en fin tener un amo, hallarse inserto y situado en el interior de una jerarquía; no se existe sino fijo en unas relaciones definidas de dominación..."

A manera de conclusiones (muy personales...)

Foucault no juzga como malo o bueno ni el poder ni sus mecanismos (como la disciplina, el panoptismo, la prisión...). Pero si deja claro que el poder es el centro de nuestra sociedad y logra mostrarnos que la disciplina constituye la base de todas las estructuras sociales: la familia, la escuela, el hospital, el trabajo, la religión, las fuerzas armadas, el gobierno... todo... y durante siglos...

Algunos consideran que Vigilar y Castigar es una denuncia sobre cómo opera el poder en la sociedad y sobre la paradoja que se genera con relación a las ideas de  libertad y democracia. ¿Somos libres? ¿Participamos de una democracia que nos permite proponer, debatir y decidir? En realidad no. El sistema es tan complejo que desde la familia nos condicionan (mediante la disciplina) a mantenerlo sin cuestionarlo y reproducirlo, a vivir dentro de sus cuadros, a ser uno más de sus individuos. ¿Tiene algo de malo eso? Si....

Lo que Foucault llama los pequeños ilegalismos sigue vigente y  poco a poco el sistema se degrada, se corrompe, llega al borde del precipicio y obliga a realizar cambios. Posiblemente la época actual es ese momento de cambio y depende de nosotros... ¿Estaremos preparados?...

Que todo en nuestra sociedad funcione muy parecido a esa prisión ideal que describe Foucault y que por siglos nada haya cambiado, nos implica un ejercicio  intelectual y ético complejo pero interesante de cara al futuro. En los pequeños detalles de nuestra cotidianidad está la posibilidad de cambiar muchas cosas, pues en esos pequeños detalles y en sus disciplinas es donde reside ese poder invisible que "se asienta inquebrantable y sólido sobre las flojas fibras de nuestro cerebro"...

jueves, 14 de enero de 2021

Cuando el cerebro envejece (André Aleman)

En la Feria del Libro de Bogotá de 2016 el país invitado fue Holanda. En esa feria compré dos libros interesantes sobre el cerebro y, en general, sobre el sistema nervioso y la salud mental. En la pasada navidad leí uno de ellos, sobre el cual quiero escribir un poco: Cuando el cerebro envejece del neurocientífico André Aleman.

Nacemos, crecemos,  envejecemos y morimos. Es el proceso natural de  la vida. Mucho se ha investigado, escrito y resuelto sobre el envejecimiento de nuestro cuerpo (el hardware), pero muy poco sobre el envejecimiento mental (el software). El autor se preocupa por este tema y en ocho (8) capítulos explica detalles relevantes en un lenguaje sencillo y claro.

Una de las justificaciones para estudiar este tema es la cantidad de personas que nacieron durante el baby boom o explosión de natalidad, justo después de la Segunda Guerra mundial. Estas personas ya alcanzaron o están alcanzando la edad para jubilarse (algunos sin los beneficios ni el apoyo económico por parte del gobierno). Puesto que la expectativa de vida ha aumentado, el planeta tiene una gran cantidad de personas mayores cuyo cerebro está envejeciendo (aunque a algunos se los ha llevado esta pandemia que nos atormenta).

Nuestra conducta es un reflejo de nuestra mente y esta es producto del cerebro y su interacción con el entorno, a través de los sentidos. El cerebro es un hardware complejo, conformado por neuronas que se comunican mediante impulsos eléctricos y químicos. Y esa actividad electroquímica depende mucho de nuestra genética, de lo que comemos, de nuestra actividad física y mental, del sueño (o buen dormir), del contexto social y de la edad.

Pero, el cerebro se degrada al envejecer, como cualquier otro órgano del cuerpo y esto afecta las funciones cerebrales, la mente, el comportamiento y se tienen muchas dificultades, como la pérdida de memoria y la lentitud. Aunque no todo es malo. Con el envejecimiento llega la sabiduría que dan los años. ¿Qué estamos haciendo por ellos, por los más sabios? Un primer comienzo es conocer y este libro nos ilustra y nos guía al respecto.

Capítulo 1: Todo va tan rápido: Cómo cambian nuestras capacidades mentales

Una simplificación de la mente nos lleva a dos niveles de capacidades mentales: el nivel inferior o básico, que corresponde a la memoria, la concentración (atención), la observación y el pensamiento, la capacidad de pensar, de razonar, incluyendo la velocidad con que lo hacemos. Un segundo nivel es llamado ejecutivo, consecuencia del primer nivel, que corresponde a la capacidad de planear, controlar, ejecutar, abstraer y pensar a más alto nivel, incluyendo el aprender.

Una de las principales pérdidas cuando envejecemos es la memoria. Aunque técnicamente nada se borra de nuestro disco duro, al envejecer se hace más difícil recuperar información. Por eso los olvidos son cada vez más comunes, a menos que ejercitemos la memoria.

Pero "la memoria es un término engañoso" dice el autor. Pues hay muchos tipos de memoria y no todos se pueden ejercitar y controlar y algunos se pierden irremediablemente al envejecer o cuando enfermamos mentalmente. La siguiente figura es un resumen que hice de los tipos de memoria que menciona el libro, complementado con otras lecturas:


Sin profundizar teóricamente ni entrar en detalles, en general se puede hablar de tres grandes clasificaciones de la memoria: (i) Al considerar la variable tiempo, por su duración, que tieme dos tipos claves de memoria, de corto y largo plazo, además de la memoria de trabajo y la memoria de los sentidos. (ii) Al considerar el estado de la conciencia se tienen dos tipos,  la explícita y la implícita. (iii) Al considerar lo que se memoriza se puede hablar de verbal, visual, auditiva, emocional, etc.

A su vez, la memoria de largo plazo puede ser declarativa o procedimental, que yo las  relaciono con las ideas de conocimiento explicito y tácito. Y la memoria declarativa puede ser semántica (conceptos, lo abstracto) o episódica (hechos, lo concreto), lo que incluye la memoria autobiográfica. Aquellos que recordamos muchos detalles de nuestra vida, incluso de la infancia, tenemos una gran memoria episódica y autobiográfica, que mezclada con la memoria semántica nos hace muy parecidos a Funes el memorioso...

Los investigadores en neurociencia, psicología, psiquiaría y otras áreas han desarrollado muchas técnicas y mecanismos para medir la memoria, la concentración, la velocidad mental y todas las funciones mentales. La memoria es la más estudiada, precísamente por su complejidad, además de su relación con el aprendizaje. Y los estudios indican que la memoria se afecta con el tiempo, empieza a reducirse o a envejecer lentamente desde los veinte (20) años. Entonces no es en vano el gusto por el bambuco Yo también tuve veinte años del colombiano José Alejandro Morales.

A continuación comparto tres (3) gráficas interesantes del libro sobre el desempeño de la memoria, la velocidad mental y el vocabulario.


Según estas gráficas, el popular refŕan de "loro viejo no aprende a hablar" es equivocado para el cerebro humano, pues la curva del vocabulario aumenta con los años y no decrece mucho al final. Pero al envejecer si es cierto que olvidamos y nos hacemos lentos. Como en la canción de Piero "ahora ya caminas lento"... [y piensa lento] "como perdonando el viento" [y como perdonando el tiempo]... 

Otra habilidad que se pierde es la flexibilidad mental. Esta habilidad nos permite cambiar rápidamente de contexto en nuestra mente. Por ejemplo,  pasar de letras a números y de allí a colores, formas, texturas, etc. La flexibilidad se relaciona mucho con la memoria y la velocidad mental y se puede ejercitar desarrollando pasatiempos mentales en conjunto con actividades físicas y relaciones sociales.

En general, al envejecer nuestro cerebro se degrada y se reducen o perdemos lentamente nuestras funciones mentales básicas, como la memoria, la concentración, la observación (con todos los sentidos), la velocidad, el pensamiento y, en consecuencia, se reduce y perdemos nuestro yo (el mito del yo de Llinás), nuestra mente... Debemos asumir una actitud positiva (complicado en estos tiempos de pandemia y enfermedades mentales) y procurar hábitos físicos, mentales y sociales que nos permitan cultivar nuestra mente y enfrentar mejor la inevitable vejez. En general, debemos comer bien, dormir bien, ejercitarnos mucho, mantenernos ocupados y, ojalá, estar acompañados...

Capítulo 2: Un ánimo tranquilo: Por qué las personas mayores son emocionalmente más estables

Mientras el primer capítulo estaba centrado en las funciones cerebrales y el intelecto, este segundo capítulo trata sobre la personalidad, las emociones, la felicidad y el sentir que al envejecer se logró un balance en la vida. Hay una cita de Donald Sturrock sobre su percepción de la vejez:

"Una especie de serenidad desciende sobre mi como una cálida niebla. Se ha acabado la lucha. Cada movimiento se vuelve lento. Tengo todo el tiempo del mundo. No hay prisas. La lucha interminable por lograr algo excepcional ha acabado"

Existe el estereotipo equivocado de que al envejecer nos volvemos malhumorados, gruñones y nos quejamos por todo. Pero es todo lo contrario. Al envejecer nos volvemos más optimistas y positivos y más felices y sabios. En especial si durante nuestra vida hemos logrado un balance entre nuestros propósitos y nuestros logros reales.

Una condición común de la personalidad en el mundo moderno es el neurocitismo, una especie de estado emocional desordenado, desesperación, inconformidad, depresión, ansiedad, estrés, etc. Y no es una condición de la vejez, todo lo contrario, con la vejez nos hacemos emocionalmente más estables, más serenos y buscamos más la felicidad.

Las emociones tienen una relación íntima con el cerebro y el contexto social en que vivimos. Hay que sentirlas, expresarlas, hablar sobre nuestras emociones, pues pueden afectar nuestra mente y todo nuestro organismo. El autor plantea que las personas mayores logran enfocar la atención de su cerebro en los aspectos positivos. Además, yo agregaría que las personas mayores vivieron una época muy diferente a la nuestra. Hoy en día la salud mental es uno de las principales preocupaciones de la sociedad, mucho más en estos tiempos de pandemia.

Las personas mayores, por su amplia experiencia durante muchos años, tienen mayor capacidad para comprender y decidir sobre situaciones complejas. Posiblemente a futuro sea apropiado emplear a los ancianos, para que sean mentores, guías, asesores, acompañantes, escuchas, concejeros...

Capítulo 3: Las células grises: La anatomía del cerebro que envejece

El tercer capítulo regresa a los detalles científicos del cerebro. Es el órgano más complejo, incluso más que el corazón, los pulmones o los riñones. Además, está ligado al sistema nervioso que es el sistema más importante pues controla completamente nuestro ser. El cerebro es una masa gris y blanca. La masa gris corresponde al cuerpo de las neuronas y la masa blanca a la zona de comunicación electroquímica, los neurotransmisores, donde tiene lugar la sinapsis.

Al envejecer el volumen del cerebro se reduce un 10% y su peso se reduce entre un 5% y un 10%. Además,  al tomar imágenes del cerebro, el tono del gris y blanco cambia a negro, en la medida que desaparecen neuronas y actividad neuronal. Pero también hay neurogénesis o creación de nuevas neuronas, contrario a lo que la mayoría cree. Además, hay una hipótesis de "reserva cognitiva", según la cual podemos mantener nuestra mente joven y seguir aprendiendo siempre, con una capacidad casi infinita de nuestro cerebro.

Algo interesante del libro es lo referente a los estudios longitudinales y su importancia en la ciencia del cerebro. Estos estudios han permitido identificar cómo cambia el cerebro a través del tiempo, desde jóvenes hasta viejos y cómo se opera nuestro cerebro al envejecer. Algo cuiroso que se ha identificado es el patrón PASA (Posterior-Anterior Shift in Aging), el cual consiste en que el cerebro invierte algunas funciones al envejecer, como si una parte del cerebro apoyara a la otra. De manera similar a la separación de hemisferios izquierdo y derecho, al envejecer se activa más la parte anterior que la posterior, lo cual es invertido en los jóvenes.

Los estudios indican que si mantenemos buenos hábitos es posible vivir más años sin que nuestra mente envejezca. Todo depende de los hábitos alimenticios y de sueño, de la actividad física y mental, del contexto social y, en ocasiones, de la ayuda de medicamentos especiales. Conviene ejercitar el cerebro durante toda la vida, con lo cual nuestra vejez será mucho mejor en materia de salud mental.  En general, como dice la popular canción del Chavo del 8:

"si tu eres joven aún, joven aún, joven aún

mañana viejo serás, viejo serás, viejo serás

a  menos que con afán, que con afán conserves

tus inquietudes y así nunca enjevecerás..."

Y dentro de las inquietudes que debemos conservar y ejercitar están la memoria, la concentración y el pensamiento, para lo cual ayuda mucho leer y escribir a diario...

Capítulo 4: ¿Olvidos o demencia? ¿Dónde está la frontera entre ambos y qué se puede hacer al respecto?

Después de conocer los detalles sobre nuestro maravilloso cerebro, el capítulo cuatro pasa a tratar las enfermedades, algo que es inevitable con el tiempo y que puede presentarse a cualquier edad. Las enfermedades del cerebro y de la mente pueden obedecer a muchos factores, tanto biológicos como psicológicos.

Son síntomas de enfermedad los transtornos del sueño, las dificultades de lenguaje y aprendizaje, olvidos y fallas de memoria, depresión, miedo, ansiedad, agresividad, alucinaciones y delirios, entre otros. Conviene buscar ayuda médica si este tipo de situaciones se hacen frecuentes, permanentes y críticas, pues se puede relacionar con el Deterioro Cognitivo Leve (en inglés Mild cognitive impairment - MCI).

También se encuentran el Alzheimer, el Parkinson y las lesiones y problemas propiamente cerebrales, producto de factores genéticos, golpes y otras enfermedades que afectan el cerebro. En cualquiera de estos casos se pueden generar problemas de memoria y demencia, siendo la demencia el caso más grave y que requiere tratamiento especializado.

En materia de enfermedades del cerebro y mentales, la recomendación es siempre el diagnóstico especializado, para lo cual debe recurrirse al médico cuando se tengan síntomas. Además, el top 5 de buenas prácticas siempre será: alimentación, sueño, ejercicio físico, ejercicio mental y ejercicio psicosocial.

Capítulo 5: Cuerpo y mente: La influencia de las hormonas

Este quinto capítulo relaciona todo lo estudiado previamente sobre el cerebro con la alimentación y las hormonas. En materia de cerebro y mente la palabra clave es neurotransmisores, que son el combustible de la actividad neuronal. Los neurotransmisores dependen de nuestras hormonas y estas dependen mucho de nuestra alimentación y del resto del cuerpo.

Es por eso que al crecer, durante la niñez y la adolescencia y al envejecer se pueden generar cambios emocionales, de humor, de estrés y de muchos otros aspectos que se reflejan en nuestra personalidad. Con la adolescencia y el envejecimiento hay cambios hormonales y esto afecta los neurotransmisores. Algo similar sucede cuando hay algún tipo de enfermedad que modifica la producción de hormonas en nuestro cuerpo.

Y sin entrar en el debate de identidad de género, la biología del hombre y la mujer es  diferente y por lo tanto son diferentes los cambios hormonales y sus efectos en los neurotransmisores, el cerebro y la mente.

En cualquier caso, la alimentación y el sueño son dos aspectos fundamentales para evitar y manejar este tipo de situaciones.

Capítulo 6: Remedios y entrenamientos: Lo que funciona y lo que no

En términos médicos lo que importa es sanar la enfermedad u ofrecer una vida digna, tranquila y feliz al enfermo. Los medicamentos siempre existirán y son el mejor aliado, siempre que sean producto de investigaciones rigurosas, de trabajos científicos de calidad. En la actualidad abundan las propuestas de medicina y medicamentos alternativos, pero algunos de ellos son un fraude. En este sexto capítulo se trata este tema, ¿qué sirve y qué no sirve? en materia de cerebro y mente.

Lo primero que sirve es ejercitar el cerebro, mantener la mente activa. Hay una cita de Marco Tulio Cicerón: "la memoria disminuye si no se ejercita". Esta recomendación funciona mejor que cualquier pastillita prodigiosa que prometa elevar nuestro cerebro a su máxima capacidad, como en las películas Sin Límites (con Bradley Cooper y Robert De Niro)  y Lucy (con Scarlett Johansson y Morgan Freeman).

Si se trata de consumir medicamentos (naturales o artificiales), está probada la importancia de una alimentación balanceada y el consumo de suplementos vitamínicos, en especial la vitamina B12 y el ácido fólico. El libro menciona el Ginkgo Biloba pero deja claro que,  aunque tiene algunos efectos benéficos, no hay una prueba científica de su total efectividad. En general, el mercado ofrece muchas panaceas para el cerebro y la mente, pero suelen depender de otros factores, incluyendo el efecto placebo, que no es otra cosa que la fe y el resultado mágico.

De nuevo, en materia de cerebro y mente y de cara al envejecimiento, la clave es el top 5 de buenas prácticas: alimentación, sueño, ejercicio físico, ejercicio mental y ejercicio psicosocial.

Capítulo 7: La sabiduría que llega con los años: ¿Por qué son más sabios los ancianos?

Al margen del hardware (el cerebro) y del software (la mente, que para los monistas no existe y es simplemente el producto del cerebro) los seres humanos nos diferenciamos de los animales y de las máquinas porque tenemos espíritu, alma o simplemente conciencia (el problema de la conciencia, de las quálias, la pregunta difícil), el factor religioso. Posiblemente allí es donde reside la sabiduría, que corresponde a este séptimo capítulo. La sabiduría es como el máximo nivel de la mente humana.

Lo primero que el libro intenta es definir formalmente la sabiduría, a la luz de las ciencias involucradas. La definición que plantea el autor es adoptada de Caroline Bassett:

"la sabiduría es la capacidad de comprender situaciones complejas, fomentando los comportamientos óptimos a fin de que el resultado satisfaga a la mayor cantidad de implicados y tenga en cuenta el bienestar de todos"

También se cita la biblia (Job 12:12) para relacionar la sabiduría con la vejez:

"la sabiduría llega con la edad y el entendimiento con la larga vida"
El autor propone que la lentitud mental, que se origina por envejecer, nos hace más sensatos. Nos lleva a pensar con más tranquilidad y a decidir con conocimiento de causa. A considerar todas las alternativas y posibilidades. A ser menos impulsivos y precipitados (algo propio de la juventud). A recurrir al pasado, según la experiencia y a mirar hacia el futuro, evaluar las consecuencias y riesgos. Por eso nos hacemos más sabios, porque abordamos situaciones muy complejas y logramos resolverlas de la mejor manera posible.

Básicamente, perdemos algo de memoria, de velocidad y de capacidades mentales para cierto tipo de actividades, pero ganamos en sabiduría, en control, en resolución de situaciones complejas que involucran a personas, a seres humanos.

La sabiduría de las personas mayores es muy importante y necesaria en estos tiempos. Desafortunádamente la sabiduría se está muriendo producto de la pandemia.

Capítulo 8: Un cerebro óptimo: Consejos científicamente probados

Este último capítulo inicia contando la anédota de Robert Marchand, quien ha roto marcas de ciclismo desde que cumplió cien (100) años y a la fecha sigue vivo con ciento nueve (109) años. Es un caso ejemplar que sirve como prueba científica de cuáles son los mandamientos, buenas prácticas, recetas, secretos o consejos para envejecer sanos y fuertes, la medida de las posibilidades de nuestra especie.

El libro cuenta además el caso de Okinawa, las isla de Japón donde vive las personas de mayor edad en el mundo, algo que se explica por su alimentación y sus hábitos de ejercicio físico y la importancia de la espiritualidad.

Además se enfatiza en la complejidad de lo genético y su influencia en muchas enfermedades que nos afectan. Al respecto menciona "elija a sus padres con cuidado" citando a René Kahn y sus diez mandamientos para el cerebro.

También se repite la importancia del amor, del afecto, de estar rodeados de personas, familiares, amigos quienes nos fortalecen y equlibran las pérdidas del envejecimiento. Además, los grupos de personas nutren la espiritualidad, que nos ayuda a lidiar con las ideas de la enfermedad y la muerte.

De manera general se pueden resumir estos diez (10) consejos científicamente probados, de acuerdo a la lectura del libro:

  1. Alimentación:  incluyendo el uso de suplementos vitamínicos, pero en lo posible alimentación natural.
  2. Ejercicio físico: según el adagio "mente sana en cuerpo sano".
  3. Ejercicio mental: leer, escribir, oir música, resolver problemas que desafíen la mente, aprender, mantenerse activo mentalmente.
  4. Ejercicio espiritual: que es independiente del tipo de religión y ritos pero que implica un nivel de abstracción mental más allá de lo meramente intelectual.
  5. Ejercicio psicosocial: mantenerse rodeado de personas, familiares, amigos, vecinos, compañeros de actividades diarias, con quienes se hable y comparta. Es fundamental el amor, el afecto, el cariño, el sentirse parte importante de un grupo de personas.
  6. Sueño: dormir bien es muy importante para la salud mental. Cuando no se duerme bien hay un síntoma que refuerza la enfermedad y debe tratarse a tiempo y de la mejor forma posible.
  7. Equilibrio entre la rutina y la innovación: la novedad refresca el cerebro en todos los aspectos. Cambiar de rutina al caminar. Ir por calles diferentes a diario, domir en diferentes posiciones y procurar buscar nuevas experiencias. Ponerse retos y hacer planes a mediano y largo plazo.
  8. Un entorno, ecosistema apropiado: tanto para vivir como para trabajar y para todas las actividades de la vida. Entorno o ecosistema desde una perspectiva holística.
  9. Control médico periódico: es una de las grandes deudas de la política pública y de las prácticas que deberían promoverse. Ir al médido a chequeo general, con exámenes completos, a fin de prevenir realmente las enfermedades y atenderlas a tiempo.
  10. Aceptar los tratamientos médicos: algo común es que no aceptamos los tratamientos, los cuales son necesarios cuando hay diagnóstico de enfermedad. Ayúdate que yo te ayudaré rezan el Evangelio.

Para cerrar, dos ideas adicionales:

  • El libro pone en sus conclusiones que "no solo somos nuestro cerebro" lo cual me lleva al segundo libro que tengo pendiente por leer, titulado "Somos nuestro cerebro" del profesor Dick Swaab y que espero "roer" este año.
  • Hay una película que repiten por televisión cada semana, traducida como "In-Mortal" cuyo nombre original es Self/less. La he visto varias veces y tiene una frase que no logro memorizar pero su idea es "el discernimiento que llega con los años", muy similar al título del séptimo (7) capítulo. Esta película vende la idea de que la mente y el cerebro son diferentes y que la mente sana se puede transferir de un cerebro a otro. La película aborda el dilema ético y permite reflexionar mucho sobre la vejez, la muerte, el alma y todos estos interesantes temas del cerebro y la mente.