Fuente https://es.wikipedia.org/wiki/Humberto_Maturana#/media/Archivo:Humberto_Maturana-FILSA2015.jpg |
El profesor Humbero Maturana murió en mayo de este año, de una neumonía, aunque no fue por la pandemia. Era biólogo y su teoría central es la autopoiesis, la cual define la vida como la capacidad de crearse a sí mismo permanentemente. Estar vivo es eso, cambiar, adaptarse, evolucionar... Y aunque es una teoría biológica, impactó muchas áreas del conocimiento y se le considera como una filosofía. La vida, en lugar de una entelequia, es un proceso contínuo y eterno.
En virtud de su muerte, revivieron varios de sus discursos y escritos, entre ellos un discurso pronunciado en la Universidad de Málaga en 2010, cuando le otorgaron un Doctorado Honoris Causa. A continuación cinco ideas de ese discurso:
La primera idea es que amar a alguien implica verlo, escucharlo, atenderlo. Maturana pone como ejemplo un niño, quien afirma que el profesor no lo quiere porque lo ignora, no lo tiene en cuenta. Parece una idea trivial, pero en realidad es profunda.
La segunda idea es que las distinciones o reconocimientos son regalos para demostrar amor a las personas. Siguiendo la primera idea, cuando no se reconoce al otro por lo que es o hace, simbólicamente es una demostración contraria del amor. Los seres humanos lo sabemos y por eso tenemos necesidad de ser reconocidos y cuando eso no sucede hay inconvenientes. Mejor irse a otro lugar cuando no se es reconocido.
Una tercera idea es esa frase de "los niños y jóvenes son el futuro de la humanidad" y Maturana contradice eso, pues el futuro depende del presente y el presente somos los adultos. Los niños y jóvenes aprenden en el presente con los adultos, de manera que lo importante es nuestro ejemplo y lo que hacemos.
En esta tercera idea aparece la educación: los adultos del presente somos responsables de los adultos del futuro, de esos niños y adolescentes que formamos diariamente, en nuestras casas, en la escuela, colegio y Universidad, en la sociedad.
Regresando a la idea del amor, Maturana plantea en su discurso que somos seres amorosos por naturaleza, algo que se formó hace miles de años en nuestra especie, gracias a las familias ancestrales. Es el amor lo que nos hace humanos y no el lenguaje. El lenguaje es un instrumento que ayuda a demostrar ese amor, pero la humanidad aparece en la diaria convivencia, en el mutuo vivir...
En ese sentido, lo que hacemos y lo que comunicamos mediante el lenguaje depende más de las emociones que de la razón. Esta es la cuarta idea, textualmente: "no nos damos cuenta de que todo argumento racional tiene fundamento no racional... todo sistema racional tiene fundamentos no racionales". Antes de todo acto de la razón hay un acto de la emoción, del amor o de lo contrario...
Finalmente, Maturana cierra su discurso con una expresión muy bonita:
"El acto de escoger no es tanto el acto de ir por un camino o por otro, sino un acto de soltar las certidumbres y mirar"
A la cual le sigue una aclaración muy relevante para la educación:
"...porque los niños, las niñas, los jóvenes aprenden nuestro espacio psíquico. Aprenden nuestro vivir. No aprenden cosas. Aprenden el convivir con sus maestros, aprenden a reflexionar si los maestros reflexionan, aprenden la honestidad si los maestros y las maestras son honestos..."
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