martes, 2 de enero de 2024

Día 2 02/01/2024

Hoy quité el arbolito de Navidad y el pesebre. Lo había puesto el 1 de diciembre y usualmente lo quito después del 6 de enero, por la fiesta de Reyes Magos. 

Inicialmente el plan de hoy era lavar ropa, arreglar algunas cosas de la casa, resolver una diligencia pendiente y luego verme con unos amigos a quienes no veo hace mucho tiempo.

Cumplí los planes y sobraba tiempo, tiempo para la soledad y para pensar y repensar. Así que opté por recoger el arbolito de Navidad y el pesebre y eso me sacó de la rutina, al punto de almorzar a las 2 p.m., yo que soy de almuerzo puntual a medio día, excepto cuando la compañía y las circunstancias ameritan otra hora.

Y por casualidad mi mamá decidió visitarme, para llevar algo que olvidé llevarle ayer y traerme algo que olvidó darme ayer. De manera que terminó siendo un segundo día del año diferente.

La rutina a veces ayuda y a veces nos hunde, sobre todo cuando estamos aprendiendo a vivir en soledad. Depende individualmente de nosotros, de lo que nos proponemos y lo que hacemos. Y este año decidí hacer cambios y sé que las cosas van a mejorar.

Y es que hoy me pareció como si fuese El día de la Marmota. Ese extraño mito de la película en la que todos los días son el mismo día, con lo cual la vida se hace monótona e inviable. Hasta que el protagonista comienza a vivir ese mismo día de manera diferente, aprendiendo y sacando lo mejor de su aprendizaje, porque se enamora y repite muchas veces el mismo día, pero siempre de forma diferente, hasta que logra romper el hechizo y despertar en un nuevo día de verdad, abrazado junto a su enamorada.

Y así me ha venido sucediendo. Aún no rompo el hechizo, sigo viviendo el mismo día todos los días. Pero cada día consigo marcar una diferencia. Aún no se qué venga después, pero seguiré como en la película...

Finalmente visité a mis amigos y me trajeron a mi casa y hablamos muchas cosas y me hizo muchísimo bien en medio de mi situación actual.

Y cerrando la noche recibí un mensaje que anhelaba y que me alegró mucho el sentimiento, aunque el pensamiento ahora es más claro y se cómo manejar ese sentir. Como en El Día de la Marmota, mi pensamiento sabe que estoy condenado al hechizo y mi sentimiento anhela que se rompa. Así que ese sentimiento impulsa al pensamiento a seguir adelante.

Ya casi es media noche, debo dormir...

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