Escribo mientras estoy en clase, mientras los estudiantes hacen un quiz sencillo para cerrar la unidad, son las 11 y 20 de la mañana...
Hoy madrugué a correr y regresé con una sonrisa, con energías, con ganas de vivir... Es algo que tú generas en mí, porque logras regresar a mi vida muchas cosas que estaban perdidas o dormidas y te agradezco por eso y sé que no puedo aferrarme y que debo avanzar y fortalecerme, pero insisto en darte gracias...
11:23 p.m.
Salvo mi corazón, todo está bien, dice un poema y un libro... Hoy hubo mezclas de situaciones lindas y de de dolores y miedos profundos y tú sigues aquí dentro de mí y conmigo...
Trataré de pensarte para dormir y ojalá Dios me bendiga y te bendiga y mañana sea un nuevo día y mejor...
Tengo miedo, pero me aferro a tus recuerdos y quiero seguir luchando y viviendo. Recuerdo y reescribo este intento de poema:
Nacemos con el corazón pequeñito
y se va llenando de amor y cuidados,
de risas y cariños,
de inquietudes e ilusiones...
Con el tiempo crecemos
y el corazón se va llenando de tristezas,
de fracasos y vacíos,
de miedos y traiciones...
Se detiene el crecimiento
y el corazón sigue llenándose:
de lo bueno y lo malo,
de lo triste y lo alegre,
de recuerdos y anhelos,
de pasado y presente...
Un día cualquiera, sin aviso,
el corazón se llena y se rompe,
de guardar tantas cosas por tanto tiempo...
A veces hay seres milagrosos
capaces de reparar corazones rotos
que nos inspiran a desafiar la biología...
Dios, ayúdame,
repara éste cuerpo,
repara éste corazón,
repara ésta alma
bendíceme y ayúdame...
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